Fiesta y crisis

15/08/2020 - 15:19 Pedro Villaverde Martínez

 Los anuncios de suspensiones de actos se han sucedido desde el pasado mes de marzo y apenas tendrán lugar con las restricciones que procedan los actos religiosos, sin procesiones.

Ninguna de esas dos palabras que titulan nuestro comentario son originales. La fiesta tiene su fecha y la crisis sanitaria se ha convertido en pertinaz y desagradable compañera. Estamos en los días en lo que la provincia casi entera debería vivir los festejos propios del estío. La fiesta es alegría, pero este año nada es igual. Los anuncios de suspensiones de actos se han sucedido desde el pasado mes de marzo y apenas tendrán lugar con las restricciones que procedan los actos religiosos, sin procesiones, en honor a los patrones de cada localidad, el venerado San Roque y la Virgen, en sus distintas advocaciones, en este fin de semana que tan prodigo hubiese sido en celebraciones. Este año nos pone la cara triste, aunque no la veamos por el uso de la mascarilla, esta crisis que se ha empecinado en hacernos compañía no sabemos cuánto tiempo porque los contagios siguen en aumento y los datos que conocemos cada día llevan más al temor que a la esperanza. Deseamos que sea poco aunque nos tememos que se prolongue mucho más de lo deseado por mucho que los científicos trabajen sin descanso en la búsqueda de remedios, en particular de esa vacuna que nos permita hacer frente a la enfermedad sin miedo. La pandemia ha irrumpido en el mundo, pues mundial es, y su final no parece próximo, incluso en algunos lugares parece encontrarse con más fuerza o virulencia que nunca.

Sobre ella se ha dicho y escrito mucho, y nos tememos que se siga hablando y escribiendo porque protagoniza y condiciona nuestros trabajos, vacaciones y toda nuestra vida. Desearíamos que pasara y que tras ella no quede la hambruna como hemos visto en anteriores pandemias a lo largo de la historia. Por ello pedimos un pacto entre todos los responsables o fuerzas capaces de poner solución a sus consecuencias, pero ese deseado pacto aparece como inviable, al menos por ahora, pues no parece que estén por la tarea quienes deben hacerlo, sino más bien por buscar motivos para el reproche y la contienda política. Las posturas o intereses de los políticos son los que son. Ignoramos si son los que el pueblo quiere, pero así son las cosas y la política. De momento pidamos a nuestros patrones, especialmente San Roque, que nos liberen de la peste y de todo mal.