Guadalajara la bien escrita

17/10/2020 - 12:04 José Serrano Belinchón

En el año 1996 me decidí a escribir y a publicar un libro, “Guadalajara en la Literatura” fue su título, en el que aparece una breve biografía de cada autor de entre los interesados por estas tierra.

Antes de que Camilo José Cela conociese esta tierra en la que vivimos y publicase como resultado de su encuentro con la comarca su primer libro de viajes, apenas si era conocida la Alcarria más allá de nuestras fronteras por los libros de texto del Bachillerato y por la exquisita calidad de su miel, famosa en toda España. Cuando allá por los años sesenta, como producto de la casualidad conocí Guadalajara, sus tierras y sus gentes, y por razones que no vienen al caso decidí quedarme aquí para siempre, fue algo que no me dejó de extrañar, hasta el punto de que sería el tiempo el que me sacase del error, de que tanto la capital como la provincia contaban con abundante y meritoria reseña en la obra escrita de muchos de nuestros grandes autores, con inicio en el “Poema de Mio Cid”, escrito, si mal no recuerdo, hacia el año 1140, y de ahí hasta el día de hoy, casi un milenio. Tiempo en el que esta tierra -algo tendrá el agua cuando la bendicen- ha servido de motivo o escenario de inspiración para una buena parte de nuestros grandes autores.

            Aquello fue para mi de tal importancia, que en el año 1996 me decidí a escribir y a publicar un libro, “Guadalajara en la Literatura” fue su título, en el que aparece una breve biografía de cada autor de entre los interesados por estas tierra, con varias páginas de su obra dedicadas a ella como motivo de inspiración y parte de sus grandes obras que aquí nos dejaron, y que durante casi un milenio han dado cuenta de este fragmento de la Castilla eterna, de sus glorias y de sus desencantos, con el aval de sus autores, nombres de todos conocidos, auténticas figuras de nuestra Literatura, entre los que figuran Gonzalo de Berceo y el Arcipreste de Hita, Clarín y Pérez Galdós, Sánchez Ferlosio y Camilo José Cela; dos nombres de cada época como referencia válida de los veinticinco que elegí en su día para completar aquel muestrario de textos escritos dedicados a esta tierra, capital y provincia en sus cuatro comarcas.