Guadalajara viaja 500 años en el tiempo para revivir el levantamiento comunero
El Palacio del Infantado y sus jardines se reconvirtieron en el escenario de este acontecimiento histórico.
La ciudad de Guadalajara retrocedió este viernes 500 años para revivir el levantamiento comunero, que se está celebrando este año en todas las ciudades que tuvieron protagonismo en este acontecimiento histórico. El Ayuntamiento, junto con la Asociación Gentes de Guadalajara, homenajeó de esta forma a aquellos hombres y mujeres que lucharon por cambiar la historia. Una de ellas era María Pacheco, una mujer comunera que pronto verá su nombre en una de las calles de nuestra ciudad
Aunque esta representación teatral se concibió inicialmente para su puesta en escena en la calle, finalmente se llevó a cabo en el Patio de los Leones; los Jardines del Infantado y el Zaguán del Palacio del Infantado, con el fin de controlar el aforo y las distancias de seguridad de los asistentes.
La recreación se dividió en cuatro escenas. La primera tuvo lugar en el Zaguán del Palacio del Infantado, con el diálogo que mantienen el Cardenal Cisneros y el Duque del Infantado, mientras se empieza a vislumbrar el conflicto con el descontento de la nobleza y la agitación de las ciudades. La segunda escena se desarrolló en los Jardines del Palacio del Infantado, con las primeras reuniones comuneras y al frente, Francisco de Medina, Juan de Urbina y Diego Esquival. La tercera tuvo lugar en el Patio de los Leones, con la entrada en Palacio de los comuneros y el enfrentamiento con el Duque, que acaba con la amenaza de destierro hacia el Conde de Saldaña, su hijo, por encabezar el mando de la tropa comunera. Y por último, el desenlace final en el Patio de los Leones, con la llegada de María Pacheco y la llamada a la rebelión contra la opresión.
Para introducir al público en la representación, se recreó una ambientación del siglo XVI en los Jardines del Palacio del Infantado, compuesta por cuatro puestos, de telas, frutas y verduras, mimbre y cerámica; además, se amenizará con un grupo de gente cantando y varios jinetes a caballo.
La conmemoración del levantamiento comunero en las ciudades de Castilla termina con la derrota en Villalar, el 23 de abril de 1521, de las tropas castellanas comandadas por Padilla, Bravo y Maldonado. En Guadalajara, el Conde de Saldaña, hijo del Duque del Infantado, apoya el levantamiento comunero contra el rey Carlos, y todas las concentraciones tienen lugar en la Plaza de San Gil. Como represalia a la insurrección, y tras la derrota de Villalar, el emperador Carlos manda colocar su escudo en la puerta de todas las ciudades de Castilla para dejar claro quién mandaba. En Guadalajara, esos escudos se pierden con la destrucción de las puertas de las murallas, pero sobrevive uno de ellos, que se encuentra en el convento de la Piedad.