Homer Simpson y la Declaración de la Renta


Como todo individuo nacido en los 80, me apasionan los Simpsons. La inmortal serie de Matt Groening supuso una irreverente forma de madurar a la vuelta del colegio durante la infancia y adolescencia de mi generación. Diálogos, canciones, situaciones y sobre todo la coletilla de: “esto ya había sucedido o había sido predicho en Springfield”. Todo lo que rodea a estos personajes amarillos tiene una mezcla de personalidades, amalgama entre la absurdez de Homer, la sensatez de Marge, la sapiencia de Lisa, el gamberrismo de Bart o la dulzura de Maggie. Uno de los episodios más conocidos de la serie, temporada 9, capitulo 20 (9x20: The Trouble with Trillions) narra la sorpresa del cabeza de familia, cuando se da cuenta que tiene que hacer (otra vez) la declaración anual de la renta. Las escenas muestran a su vecino, Ned Flanders, haciendo sus impuestos como propósito de Año Nuevo, mientras Homer se ríe de los contribuyentes que esperan a última hora para presentar sus modelos tributarios. Él creía que había presentado su modelo 100 en el IRS (nuestra querida Agencia Tributaria), pero no, había pasado todo un ejercicio fiscal sin que estuviera al día con el fisco. Corriendo a última hora, rellena la declaración como un rasca y gana (datos falsos) con la mala fortuna de ser inspeccionado por Hacienda en una severa auditoría. Aunque la historia discurre en Estados Unidos, no es muy distinto a lo que puede suceder en un país como España. Terror, tensión, miedo, insomnio y sudores fríos ante la periódica rendición de cuentas con la AEAT. Bienvenidos a la Campaña de la Renta 2023. ¿Duración? Del 3 de abril al 1 de julio.

    Hay una previsión de presentación de 23,28 millones de declaraciones, de las cuales el 63% darán derecho a devolución por un importe global de 11.650 millones de euros, mientras que el resto, algo más de 7 millones de declaraciones, generarán para las arcas públicas casi 19.000 millones de euros. Es decir, hay un saldo positivo para las arcas públicas de más de 7 mil millones. Cabe recordar que esta cantidad, en términos macro, no es automática, debido a que casi mayoritariamente se paga sin intereses en dos plazos (el propio 1 de julio y el 5 de noviembre) salvo minoritarias excepciones de aplazamiento a mayor horizonte temporal. Por otro lado, las devoluciones de la AEAT salen a cuentagotas y pueden demorarse hasta el 31 de diciembre del año en curso. Si nuestro fisco tarda más, acumula intereses desde Año Nuevo. Para este ejercicio no hay grandes novedades fiscales. Podemos destacar el umbral de 22.000€ como referencia para hacer o no la renta (si hay dos pagadores, dicho límite baja a 15.000€) o deducciones del 15% por la compra de vehículos eléctricos (si la base no supera los 20.000€). Se reiteran las bonificaciones por rehabilitación de vivienda siempre y cuando se mejore la eficiencia energética, la ampliación de la deducción por maternidad con mayor margen para gastos de escuela infantil, la deducción del 10% de las contribuciones empresariales a los sistemas de previsión social o, como novedad, la inclusión de muchos gastos otrora personales (como el gimnasio) en alguna región como La Rioja o Comunidad Valenciana, la cual esperamos que se amplíe al resto de España. Eso sí, por otro lado, nos despedimos de esa deducción autonómica por inflación de hasta 200€ que tan bien vino a las rentas bajas y medias en Castilla la Mancha. 

Nuestro consejo es NO lanzarse el primer día a confirmar el borrador porque casi siempre es necesario comprobar conceptos o añadir deducciones. Este año, a aquellos jubilados mutualistas que tengan que pedir devolución por exceso de pago del IRPF les recomiendan no hacerla hasta finales de abril, que coincide con el inicio de las citas telefónicas y un mes antes (29 de mayo) del comienzo de las citas presenciales. Siempre recomiendo que la renta sea como las Operaciones Salida de Tráfico y que sonrían mucho a su asesor tributario durante todo el periodo ya que, es la época más exigente del año y agradecen/agradecemos ese punto de empatía para hacer que todos nuestros vecinos de Guada City no acaben en un cuarto lúgubre y húmedo en Calle Mayor 17 desvistiendo sus vergüenzas tributarias. Es broma, como el billete del trillón de dólares y las pieles ictericias, pero tómense en serio su declaración. Hay que pagar a Fidel Castro (o a Broncano).