Julio Marián: 'En la escultura soy autodidacta, las creaciones salen de mi imaginación'

28/01/2022 - 10:21 E.G.Tundidor

El escultor acumula una obra de más de 140 figuras abstractas en madera, hierrro y arcilla.

Nunca es tarde si la dicha es buena, y que se lo digan a Julio Marián. El escultor, que siempre se había sentido atraído por el mundo del arte y la escultura, nunca había dado el paso de acercarse más a él por falta de tiempo. Su jubilación significó el punto de partida de una carrera artística que ya supera las dos décadas y que acumula más de 140 esculturas a sus espaldas. Durante estos años, Julio Marián ha presentado sus obras en numerosas exposiciones en la provincia de Guadalajara, muchas de ellas en compañía de su mujer, Toñi Picazo, que también es artista y trabaja el esmalte y el repujado en metales. Precisamente, fue Toñi la que animó a Julio a buscar una afición, algo que realmente le gustase para el tiempo libre que iba a tener al jubilarse. “Me enredó. Yo quería hacer madera, siempre me ha gustado mucho, pero en la Escuela de Folklore de Guadalajara no quedaban plazas, así que mi mujer me apuntó a barro. Lo probé y ahí empezó todo”, comenta el escultor. Empezó en la rama de la alfarería, haciendo pucheros con arcilla, pero no le convencía. “A mí aquello no me llenaba del todo, así que cuando cogí la técnica del barro, empecé a modelar”, afirma.

Julio asegura que en la escultura “es totalmente autodidacta”, que “nadie me ha enseñado nada” y que es un hombre muy creativo; “de mi imaginación salen todas las cosas que hago”. Esta imaginación explica la singularidad y el arte abstracto que caracteriza a su obra. “Todo lo que hago es original, y cada escultura es única y diferente a las demás”, añade.

A las primeras figuras, hechas de barro, le siguieron muchas más y también nuevos materiales como la madera de castaño, la raíz de olivo o el hierro. “También he hecho algo de piedra, pero ensucia demasiado”, aclara el artista. Su lugar de trabajo, un local en el centro de Guadalajara, está repleto de herramientas específicas para trabajar cada materia con la mayor precisión posible. 

Julio se nutre de todo lo que ocurre a su alrededor para inspirarse a la hora de componer sus esculturas. “Para hacer una de mis esculturas, tallada en raíz de olivo, me inspiré en el musical de 'La Bella y la Bestia', por ejemplo. Otra está inspirada en un partido de baloncesto; otra, llamada 'Doma', está inspirada en la doma de un caballo; luego tengo otra que representa a una mujer en abstracto en madera de castaño, también un conjunto de manos o un barco compuesto en hierro que se llama 'Navegando'", explica Julio. 

Su proceso creativo fluye, surge solo y de manera espontánea. “Yo estoy durmiendo tranquilamente y de repente me viene una idea. Me levanto y en un momento plasmo en un papel con cuatro rayas el concepto para que no se me olvide después”, afirma el artista. Además, el resultado final de sus esculturas no siempre es el planeado inicialmente. “Él le echa imaginación y hace sus bocetos. Después, se pone a hacerla y, en el momento, si ve que algo no le gusta o si le salen nudos o agujeros en la madera, por ejemplo, cambia la idea y le sale algo totalmente diferente”, asegura Toñi, su mujer. 

Y no solo es espontánea la creación de sus esculturas, sino también los momentos de su vida en los que Julio se dedica a sus trabajos. “No tengo horas fijas. Un día trabajo 4 horas, otro 2 y otro ninguna. No todos los días tienes ganas, y esto es algo que te tiene que apetecer. Tienes que estar centrado en ello. Cuando estás inspirado te salen las cosas bordadas y cuando no, ya puedes hacer lo que sea, que no salen”, señala. 

Su obra, una abstracción compuesta por más de un centenar de esculturas, es muy variada, aunque hay conceptos que se repiten, como las líneas del cuerpo femenino. “El cuerpo femenino da mucho juego porque tiene partes y contornos muy interesantes. No me llama tanto la atención el conjunto, sino las diferentes partes. Por ejemplo, tengo alguna escultura que muestra la parte de la cintura y medio glúteo de una mujer. Otra representa el hombro con el torso retorcido, simplemente, y queda muy bonito”, comenta Julio. 

Para él, todas sus obras son igual de importantes. Sin embargo, destaca una de sus últimas creaciones, un caballo hecho en hierro, por el trabajo y esfuerzo requerido. “Es la que más trabajo me ha dado y la más original. Hacer todas esas crines lleva mucha faena”.    

Además de sus exposiciones, cabe destacar que una de las creaciones de Julio Marián conforma una de las rotondas de la ciudad de Guadalajara, concretamente la que homenajea a las víctimas del Retén de Cogolludo. Esto es así, porque el escultor ganó el primer premio de escultura monumental en un concurso organizado por el Ayuntamiento de Guadalajara en 2010. “La escultura está formada por una estrella de suelo con 11 puntas, en referencia a las víctimas, rodeada por tres olivos que simbolizan los árboles quemados”, describe Julio. 

Pero 20 años no son suficientes. A día de hoy, antes de haber acabado una figura, el artista ya está pensando en la siguiente. Su último proyecto, ya esbozado, va a consistir en la silueta de una mujer hecha con varillas y chapas. “De cerca resultará rara, pero desde lejos se distinguirá el contorno de una mujer”, explica el escultor. No importa cuánto tiempo haya pasado, Julio Marián desea poder seguir plasmando su creatividad en sus esculturas “mientras el cuerpo aguante”.