La Junta impulsa una iniciativa para garantizar máxima eficiencia de los suelos

24/12/2021 - 10:24 PACO CAMPOS

La concentración parcelaria implica una mejor delimitación de parcelas, renovación y mejora de los accesos, modernización y óptima eficiencia energética, con la implantación de modernos sistemas de riego. 

Fernando reside en un pequeño pueblo de la provincia de Guadalajara. En este municipio la práctica totalidad de los vecinos tiene tierras. En unos casos dispersas y desorganizadas, en otros, descuidadas y sin explotar… Él reúne todas las condiciones para que la concentración  parcelaria sea la solución idónea, porque sus pequeñas parcelas están disgregadas y sin registrar, aunque todo el mundo sabe que son suyas. 

Está al día del nuevo Decreto que ha publicado la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural por el que la Junta invita a estos propietarios a constituirse en agrupaciones para solicitar al Gobierno regional la concentración parcelaria, porque ya ha oído en el pueblo comentarios de satisfacción: “Esto es una bendición”, se dice.

Delegado de Agricultura, Santos López Tabernero, a puertas de su despacho. 

Su vecino Luis ya ha comenzado a trabajar en los trámites. Él es una de las 20 personas que se ha pasado por la Delegación de la Junta solicitando información al respecto. Le comenta que tiene varios terruños dispersos que no puede labrar y que, gracias a diversas reuniones que ha mantenido con otras personas de su municipio, está logrando agruparlos, intercambiando unos por otros y beneficiando a todos los negociadores. “Antes tenía tierras pequeñas con las que no podía hacer nada, pero ahora estoy hablando con otros propietarios para unificarlas al objeto de abrir el negocio de mis sueños: una gran explotación agrícola que me permitirá  trabajar con tractores y pivots de regadío, algo que, antes, debido a las pequeñas dimensiones de mis terrenos, que estaban además muy separados unas de otros, no me podía permitir”. 

La concentración parcelaria redunda en una mayor productividad en los terrenos y una relación menor producto-coste.

Al final, y en medio de este pequeño caos, una vez que terminen los procesos de concentración parcelaria, todos ellos podrán palpar los beneficios: sus parcelas serán más eficientes, estarán amojonadas (lindes con las superficies vecinas fijados); los caminos principales de la zona concentrada arreglados y adaptados a las nuevas características del terreno, con el fin de dar acceso a las explotaciones agrarias o forestales y facilitar el acercamiento a los mercados, y los títulos de propiedad al día. 

La concentración parcelaria es la ordenación de las fincas rústicas con la finalidad de promover la constitución y el mantenimiento de explotaciones agrarias y forestales de estructura y dimensiones adecuadas, que permitan su mejor aprovechamiento, incrementando la rentabilidad de su actividad, efectuando para ello las deducciones y compensaciones que resulten necesarias y por los medios que se establecen en el decreto fijado en junio para tal efecto.

Santos López lleva de primera mano las reuniones informativas que desarrolla en los municipios de la provincia. 

En la provincia de Guadalajara hay 90 municipios en los que aún no se ha realizado la concentración parcelaria en sus términos municipales. Por ello, desde la Delegación provincial de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural se ha enviado una carta a todos estos ayuntamientos, dando a conocer esta nueva herramienta y los medios y ayudas para la ordenación territorial que pone a su disposición el Gobierno regional, quedando abiertos a la celebración de encuentros o reuniones con las personas interesadas para ofrecerles asesoramiento y resolver cuantas dudas puedan surgir sobre la nueva normativa y su tramitación.

El delegado de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural, Santos López, está acudiendo en persona a las localidades que lo solicitan. Las tierras –les explica- se unifican en función de sus características para que el resultado sea justo: “si son en ladera, en ladera, lo mismo sucede si son forestales, llanura, vega o monte”. 

Asimismo los ingenieros agrícolas examinarán, además de estas características topográficas, la calidad de los terrenos para que el resultado sea homogéneo. “El que pierde, gana”, les comenta. Por ejemplo, ilustra, “se puede perder un 5% del terreno para caminos, pero se mejoran los accesos y se aprovechan los viejos y se mejora la productividad y eficiencia energética, entre otros aspectos”. 

La concentración parcelaria implica una actualización y reordenación de terrenos y títulos de propiedad. 

“Se intenta respetar al máximo los caminos ya abiertos en la zona dotándoles de una anchura media de 5 metros con cunetas de medio metro de profundidad, al tiempo que se estabilizarán en los puntos con mayores necesidades, con zahorra con un espesor mínimo de 10 centímetros”, indica el delegado de Agricultura. Asimismo, se llevan a cabo los trabajos necesarios para garantizar el drenaje de las aguas superficiales en dichos senderos.

    Según ha explicado el delegado, el tamaño de las parcelas agrícolas y su dispersión son condicionantes que impiden el desarrollo de nuevas producciones, que requieren de mayores superficies para su rentabilidad o para su mecanización. Por ello, “se hace imprescindible emprender acciones que intenten incrementar el tamaño de las parcelas de las explotaciones, permitiendo así optimizar el tiempo de trabajo en las labores agrícolas o forestales”, ha señalado López.

  El interés que representa la concentración parcelaria para el sector agrario en términos económicos, sociales y medioambientales en Castilla-La Mancha se justifica porque en zonas ya concentradas el número de personas jóvenes que se incorporan a la actividad agraria y las inversiones privadas para modernizar las explotaciones son mucho mayores que en zonas sin concentrar. 

En este sentido, la concentración parcelaria conlleva la mejora de la rentabilidad de las explotaciones, aumenta la posibilidad de diversificar producciones, mejora el ahorro energético y la calidad ambiental. 

Asimismo, el procedimiento regulado en este decreto es coherente con otros dos objetivos claves para la comunidad autónoma, como son la protección de los recursos naturales y culturales, de forma que durante el proceso concentrador se deben respetar los valores ecológicos, paisajísticos, ambientales y culturales de la zona de actuación.