La marina de Sorolla


 El mar a Joaquín Sorolla le resultaba una realidad inmediata. El artista se inició en la pintura de las olas con la obra Marina, un óleo de pequeñas dimensiones realizado en 1881, al comienzo de su carrera.

 El mar a Joaquín Sorolla le resultaba una realidad inmediata. El artista se inició en la pintura de las olas con la obra Marina, un óleo de pequeñas dimensiones realizado en 1881, al comienzo de su carrera. No se trata de un nombre de mujer en este caso, ni de un ejército sobre las aguas, sino de la representación de la actividad de un puerto comercial. Eso es lo que quiso captar en primera instancia.

Más adelante, incluyó a personajes como transeúntes del mar, hombres dejándose la vida en las barcas, mujeres remendando redes entre apacibles conversaciones después de superar la resignación, señoras de la alta sociedad paseando con elegantes trajes y sombrero, niños jugando entre la arena, el sol y el agua.

Marina de Sorolla (1881).Museo Sorolla.

Desde el 1 de febrero hasta el 19 de junio de 2022 el Museo Sorolla, donde se custodia este cuadro, alberga una exposición dedicada a las pinturas infantiles y familiares realizadas por el autor levantino. Este prolífico artista de estilo impresionista, postimpresionista y luminista, que realizó más de 2.200 obras, nació en Valencia en 1863 y estudió dibujo en la Escuela de Artesanos de su ciudad natal. En 1889 se instaló en Madrid y en poco tiempo alcanzó reputación.

En 1894 viajó a París, donde desarrolló un estilo en el que la luz era el eje. Pintó a intelectuales, como Vicente Blasco Ibáñez (a quien lo unía el paisanaje), Santiago Ramón y Cajal, Benito Pérez Galdós o Antonio Machado, y al rey Alfonso XIII. Falleció en Cercedilla (Madrid) en 1923. Pero su legado pervive brillante. Hizo de los niños protagonistas de su arte y por sus cuadros no pasa el tiempo. “La edad dichosa” es el título de la muestra.

En el elenco de cuadros, pueden contemplarse los retratos que hizo a su esposa Clotilde, y a sus tres hijos María, Joaquín y Helena, quienes fueron su fuente de inspiración. Además, por primera vez se ha reunido una selección de retratos infantiles desarrollados por encargo, los cuales proceden de propietarios particulares.

Triste herencia. Por Joaquín Sorolla. (1899). Colección privada.

En la segunda parte se puede ver cómo estudiaban, dibujaban o se entretenían los más pequeños en el cambio de siglo, siendo frecuentes las escenas de mar y playa. Finalmente, en el último segmento se observan las imágenes más tristes, con niños humildes que debían trabajar para ayudar a sus hogares.

Impacta especialmente el cuadro Triste herencia, realizado en el año 1899. Se trata de una obra de grandes dimensiones en la que se representa una escena tomada al natural de la playa del Cabanyal de Valencia, en la que se ve a niños afectados por varios tipos de incapacidad recibiendo las aguas como medida terapéutica para combatir sus problemas de salud. Un religioso de la orden de San Juan de Dios les ayuda a andar con muletas. Algunos de los chicos están afectados de poliomielitis.