La música se ha convertido en la mejor receta contra el confinamiento
Muchos vecinos esperan con ganas que el reloj marque las 20.00 horas.
Están siendo unos días complicados para todos. El estado de alarma, que nos obliga a no salir de casa, algo a lo que no estamos acostumbrados, no está siendo fácil. Por ello, la existencia de personas que intentan, aunque sólo sea unos minutos, ayudar a pasar mejor este trámite, siempre es de agradecer.
Es el caso de Mireia Rebollar y Rubén Villa, integrantes de la orquesta Tetrix, o de Mónica Miján, pedagoga. Ellos, todos los días después del aplauso de las 20.00 horas, se sitúan en sus ventanas y ofrecen un ratito de música a todos sus vecinos. Puede parecer una tontería, pero la realidad es que este gesto está ayudando más de lo que se puedan imaginar.
Rubén Villa, que vive junto a Mireia Rebollar en la calle Toledo, cerca de la glorieta de Cuatro Caminos, subió a su casa un altavoz y un trípode, y el sábado 14 interpretaron por primera vez el tema Resistiré: “La plaza dónde da nuestra ventana se llenó de gente para ver de dónde salía la música, y la verdad que la gente se unió, recibimos muchos mensajes y decidimos a volver a hacerlo al día siguiente. Se ha convertido en una fiesta para todos los vecinos”. Gracias a sus canciones, han conseguido llegar a mucha gente, y sobre todo, han ayudado a una gran cantidad de personas: “Cada día hacemos una canción nueva, Resistiré y una petición de alguien. Hace poco le dedicamos una canción a una enfermera jubilada que vive sola y se sentía sola, gente que no puede abrazar a sus familiares nos pide que les dediquemos canciones ”. De hecho, confiesan que debido a la cantidad de mensajes de agradecimiento recibidos en los primeros días, “llegamos hasta a llorar, nos llena muchísimo ayudar a la gente con nuestra pasión”.
En otra zona de la ciudad, cerca de la estación de Renfe, vive Mónica Miján, pedagoga de profesión y con una vocación de servicio y ayuda a los demás. Comenta que no sabía qué hacer en casa para ayudar a los demás, y que desde pequeña tiene un gusto especial por la música, motivo por el que tiene una guitarra, entonces “se me ocurrió cantar canciones con mensaje, creo que la forma ayuda a mejorar el ánimo”. Se ha hecho popular, y los vecinos la mandan sugerencias: “He cantado canciones infantiles para niños, o los domingos canto para la gente que no puede ir a misa”. Afirma que ha recibido mensajes tanto de sanitarios como de enfermos que escuchan sus canciones antes de entrar a quirófano: “La idea es que la gente saque lo mejor de sí mismo”.