¡ALTO! Guadalajara tiene su propio Gaudí y no lo sabías

17/04/2025 - 19:15 P.C.V

¿Te imaginas encontrar una joya arquitectónica digna del mismísimo Gaudí en medio de la carretera? Pues deja de soñar y prepárate para alucinar con el "Capricho Rillano", el secreto mejor guardado de Guadalajara que quiere conquistar internet.

Olvídate de la Sagrada Familia por un momento (solo un momento, ¡eh!), porque a la altura del kilómetro 54 de la N-211, en un inesperado rincón de Rillo de Gallo, se alza una construcción que te hará frotar los ojos. No, no es una ilusión óptica. Es la obra de Juan Antonio Martínez Moreno, natural de Prados Redondos y una inspiración puramente gaudiana que ha dado como resultado algo sencillamente... ¡espectacular!

Este "Gaudí alcarreño", como ya lo bautizó el difunto cronista Luis Monje Ciruelo, y colaborador de Nueva Alcarria a lo largo de toda su vida, no es arquitecto de profesión, sino un constructor autodidacta con una vena artística desbordante. Y vaya si lo ha demostrado. El Capricho Rillano es un homenaje vibrante a la naturaleza y al genio catalán, una explosión de piedra, forja y el característico "trencadís" que te transportará directamente a los parques de Barcelona... ¡pero con un toque muy personal!

¿Una serpiente gigante saliendo del tejado? ¡Aquí la tenemos!

Si creías haberlo visto todo, espera a conocer el elemento estrella de esta peculiar vivienda: una serpiente colosal que se desliza desde la azotea hasta la base del edificio. ¡Sí, has leído bien! Esta criatura de cerámica multicolor no es un capricho sin sentido. Rinde tributo a una leyenda local del siglo XVII sobre una culebra gigantesca avistada en la cercana dehesa de Villacabras. ¡Un guiño histórico con un toque surrealista que Gaudí seguro aprobaría!

Ojos que te observan, ranas sonrientes y una mano de piedra protectora

Pero la cosa no acaba ahí. Prepárate para un festín visual donde los mosaicos de colores cobran vida en forma de ojos curiosos que parecen seguirte, ranas simpáticas, girasoles radiantes y misteriosas esfinges. Los balcones y las puertas de hierro forjado exhiben formas orgánicas y fantásticas, recordando la entrada de La Pedrera, pero con la impronta única de Martínez, añadiendo aves y girasoles metálicos.

Y como si de un cuento de hadas moderno se tratara, una gigantesca mano de piedra emerge de un lateral del conjunto, como si quisiera abrazar y proteger esta joya arquitectónica. ¡Un detalle que te dejará pensando en su significado!

Un "bicho" en la azotea y la inspiración de la tierra natal

La azotea es otro universo aparte. Esculturas metálicas que imitan la flora local, una pérgola rocosa que su creador describe como un enigmático "bicho" (dejando volar tu imaginación), un mosaico con forma de elefante y otras figuras que evocan peces... ¡cada rincón de este Capricho tiene una historia que contar!

Lo más fascinante de todo es que Juan Antonio Martínez construyó esta maravilla de forma totalmente autodidacta, basándose en bocetos, al igual que el propio Gaudí en sus inicios. La piedra utilizada proviene de su pueblo natal, Prados Redondos, un lazo con su tierra que añade aún más valor sentimental a la obra. Su mayor inspiración, confiesa, fue la naturaleza, un eco del amor que Gaudí también profesaba por las formas orgánicas y los elementos naturales.

¿Una parada obligatoria en tu próximo viaje por Guadalajara? ¡Absolutamente!

El Capricho Rillano no es solo una casa curiosa al borde de la carretera. Es una declaración de amor al arte, a la naturaleza y a la imaginación sin límites. Es la prueba de que la genialidad puede surgir en los lugares más inesperados, de la mano de personas con una visión única.

Así que ya lo sabes. Si alguna vez te encuentras recorriendo la N-211 por Guadalajara, ¡frena en seco! Detente a admirar esta maravilla modernista, este homenaje inesperado a Gaudí que te dejará boquiabierto. Comparte esta historia, porque el mundo necesita conocer el "Capricho Rillano", el Gaudí secreto de Guadalajara que está esperando a ser descubierto por millones de ojos curiosos.