El pueblo negro en el que se vive como hace medio siglo gracias al trabajo de una asociación

03/01/2025 - 20:27 Paco Campos

¿Te vienes con nosotros? Os invitamos a un encantador, entrañable, apacible y mágico paseo por un pueblo deshabitado de la sierra de Ayllón, situada entre Guadalajara, Segovia y Madrid.

FOTOS: https://asociacionculturallavereda.org/

Os aseguramos que esta zona  esconde auténticas joyas como la que vamos a describirte, fruto del trabajo incansable de rehabilitación y conservación llevado a cabo por una asociación que se creó hace ya medio siglo a  tal efecto.

Situado en el cordel central de esta zona serrana, un área topográficamente muy accidentada, en sus alrededores se hallan el pico de la Tornera (1865 m), el la Centenera (1809 m), la Cabeza del Pajarejo (1468 m), el cerro del Otero o el de San Cristóbal (1589 m), la Cabeza del Vado (1137 m) y Las Majadas (1280 m).

Por allí discurre el Jarama, principal afluente del Tajo, y los arroyos Vallosera, del Cerezo, del Tejoso, del Pajarejo, de Sierra Elvira, del Tejedor, de la Garganta y del Arrubiezo, discurrendo por vallejos y barrancos encajonados. ​

Entre aguas cristalinas, robles, pinos, chopos y suelos de pizarra; jabalíes, corzos, zorros, pájaros, águilas y buitres; entre Matallana, El Vado y La Vihuela, nos topamos con La Vereda, hoy perteneciente a Campillo de Ranas, antaño al concejo de El Vado.

Las durísimas condiciones de vida en La Vereda forzaron a que en 1972 el concejo de El Vado se integrara en Campillo de Ranas al ejecutarse la expropiación forzosa de la mayor parte de su territorio por parte del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) para la reforestación de la zona. Desde 1983 es propiedad de la Junta de Comunidades.

En 1976 un grupo de jóvenes de Guadalajara y Madrid, interesados en la Arquitectura Negra, evitaron que ICONA derribara La Vereda y Matallana. Un año después decidió crear la Asociación Cultural y obtuvo la concesión del pueblo para proceder a la rehabilitación y reconstrucción de los edificios.

“Gracias a ello, el pueblo conserva el aspecto de cuando se construyó y carece de las comodidades que se suponen tienen las ciudades: no está asfaltado, no se permite el acceso de vehículos, carece de luz eléctrica (nos alumbramos con quinqués, velas…), en las casas nos calentamos en el hogar, no hay saneamientos, se cocina en el fuego de leña, los hornos están en funcionamiento y se utilizan periódicamente para hacer pan, carnes”, aseguran desde la Asociación Cultural La Vereda. El agua corriente fue instalada por la Asociación y requiere un mantenimiento constante.

El trabajo de reconstrucción es duro y lento. “No se dispone de maquinaria, es todo manual, aquí no se sabe cuando se acaba una obra, pero es precisamente eso lo que te tiene que gustar para estar en este pueblo: trabajar con el barro, la madera y la pizarra”, se comenta entre sus miembros.

La rehabilitación y mantenimiento de las casas del pueblo incluye  hornos, tinadas, cochiqueras, calles, muros, huertas, recuperación y restauración de aperos, enseres, puertas.

También se realizan  otras actividades culturales como cerámica (realización de piezas en torno y cocción en el horno construido por la asociación), sillas de enea, mermeladas con frutos del pueblo, recuperación de azafranales…

Fuente: https://asociacionculturallavereda.org/