Álvaro Gago: “Si estás constantemente en la cuerda floja, difícilmente te vas a plantear nuevos horizontes”
Su película, ‘Matria’, ha sido una de los grandes sorpresas del año. Él está nominado al Goya a mejor director novel,
Álvaro Gago se estrenó en el terreno del largometraje con Matria. La película se presentó en el Festival de Málaga, donde ganó el premio a Mejor Ópera Prima y mejor actriz para María Vázquez, también nominada en Los Feroz y Los Goya. Ha recibido numerosas nominaciones e incluso podría levantar el de mejor dirección Novel en los Goya. La película se basa en un corto de igual título, Matria, que fue premiado en el Festival de Cine Solidario de Guadalajara (Fescigu). En medio de esta galopada hacia el éxito, hablamos con Álvaro Gago.
Esta película viene de un cortometraje. ¿Siempre tuvo claro que una cosa llevaría a la otra?
El universo Matria fue concebido de manera independiente. Cuando estábamos haciendo el cortometraje nunca pensamos en extenderlo. De hecho, tenía en mente otra película. Pero sí que ya durante el rodaje empezó a cristalizar la idea de intentar romper de alguna manera esa rutina tan castrante que exploramos durante los 21 minutos que dura esta pieza corta. Y eso solo podíamos hacerlo con una duración mayor. Entonces está esa voluntad de explorar un personaje que yo percibía como complejo, con muchas aristas, la relación madre e hija, y también estaba la oportunidad de capturar una existencia y un modo de vivir, que es algo que me emociona mucho.
Corto y película, aunque hablan del mismo personaje, son productos muy diferentes. En el festival de Málaga, definieron la película como “el retrato de la frenética vida cotidiana de Ramona, que necesita un momento de pausa para saber hacia dónde quiere ir. Un relato descarnado y realista, puro cine”. ¿Qué opina de este comentario?
Pues estoy totalmente de acuerdo. Es que ahí está un poco la clave de muchas cotidianidades. Esa pausa empieza a ser conquistada en el momento en el que, si hay un trabajo digno, empiezas a tener cierto tiempo que no le dedicas exclusivamente a sobrevivir. Porque si estás constantemente en la cuerda floja, difícilmente te vas a plantear posibles nuevos horizontes. Para mí esa pausa es fundamental. Es cierto que, en un contexto como el de Ramona, esa pausa no es fácil de gestionar desde el punto de vista emocional, porque puede que le entre la ansiedad y no sepa qué hacer. Entonces, personajes como Ramona tienden también a evitar esas pausas o a ocuparlas con alguna actividad.
En el Festival de Málaga, explicaste que el personaje de Ramona está basado en Francis, que es una persona que tú has conocido mucho y que tiene un pequeño papel en la película haciendo de Pilar, la dueña del bar.
Es una grandísima amiga, una persona que no solo forma parte de mi vida en relación a las películas que hacemos juntos, sino que es una columna en mi vida. Para empezar, porque me hace mucho bien. Me baja mucho a la tierra y hace que ponga las cosas en perspectiva. Es una mujer, como muchísimas otras, que ha cargado con mucho, con una tradición y una manera de hacer las cosas que no le han dejado explotar todo su potencial.
¿Te ayudó en el proceso de creación de la película?
Es una gran cineasta y en esta película, además del papel que tiene delante de las cámaras, ha tenido mucho impacto en procesos creativos detrás de las cámaras. Si coincides con María Vázquez, puedes preguntarle y ella misma te contará que ha sido una fuente de inspiración inagotable. Ha estado presente en los castings y en muchos días de rodaje.
¿Y cómo fue esa llegada a tu vida?
Lleva formando parte de mi vida muchos años. Cuando nuestra relación empezó a desarrollarse, fue cuando entró a trabajar en casa de mi abuelo, en un momento en el que yo pasaba mucho tiempo allí. Y mi abuelo, que estaba pasando por una etapa compleja tras la muerte de mi abuela, renació a raíz de que entrase también Francis en su vida… pues como entra Ramona en la película, como un rayo de luz cargado de energía. Y yo, que estaba como testigo de esa relación, empecé un poco a enamorarme de esta persona.
María Vázquez tiene un papel de protagonista absoluta. La Cámara la sigue durante toda la película con un plano muy cerrado. Le imprime una acción tremenda.
Sí, de hecho, la directora de fotografía, cuando estábamos aún en la fábrica de congelados, se esguinzó un poco el pie… También es cierto que estaba el suelo un poco resbaladizo. Había un deseo general de subyugar un poco la apuesta estética a lo que nos estaban dando María y los demás intérpretes, pero sobre todo María, así que intentábamos adaptarnos y no condicionar desde lo técnico… Pero fue un rodaje amable. Priorizamos mucho a María desde el punto de vista emocional. Teníamos muy en cuenta en los planes de rodaje qué carga emocional conllevaba cada escena
Y María y tú ¿os conocíais de antes? Porque los dos sois de Vigo.
La conocía de antes porque en el cortometraje previo a Matria, en algunas escenas, aparecía su hijo. Y en el 2018 edité una película en la que ella era protagonista, así que ahí empezamos a tener contacto. Yo la tenía bastante enfilada y antes de los castings hicimos algunas jornadas de trabajo. Vimos que nos entendíamos y dijimos para adelante.
¿Vamos a ver una película tuya próximamente?
Pues no lo sé. A mí me apetece mucho rodar, pero soy consciente también de los ritmos. Desde mi punto de vista, los ritmos de escritura se tienen que parecer un poco más a los del campo que a los de la ciudad, pero es que en mi caso, incluso aún soy más de cocinar a fuego lento. Le doy muchas vueltas a las cosas. Y además de eso, soy papá de dos niños pequeños y no estoy dispuesto a sacrificar el tiempo con ellos, porque de repente dejan de ser bebés y te lo has perdido. Tampoco necesito demasiado para vivir. Entonces, mientras económicamente pueda sostenerme, voy a intentar trabajar al ritmo que me pide un poco el cuerpo. Yo sé que hay personas que vibran de otra manera y necesitan esa adrenalina constante, pero yo no.
Entonces, ¿no hay nada en camino?
Bueno, también estoy tranquilo porque ya estoy muy conectado con otro material y eso es algo que, quizás de no tenerlo, me haría estar un poco más inquieto. Estoy trabajando en algo, no sentado al cien por cien escribiendo, pero estoy constantemente pensando en ello y me emociona. Tengo algo a lo que agarrarme y eso me pone muy contento.
Eres el hombre tranquilo del cine español.
Creo que mi generación intenta también trabajar con otros tiempos, o al menos no caer en esa ansiedad de querer producir de una manera constante. Supongo que es una cuestión también de escucharte y ver lo que te pide la cabeza.