La provincia de Ciudad Real: un destino único para los visitantes en otoño
Una mezcla de paisajes sobrecogedores e historia rural
Cuando el otoño pinta de colores cálidos la tierra, la provincia de Ciudad Real se convierte en un destino perfecto para los amantes de la naturaleza, la gastronomía y las experiencias únicas.
Más allá de ser conocida como la tierra que inspiró a Miguel de Cervantes para su inmortal obra ‘El Quijote’, esta provincia alberga una gran cantidad de pueblos y ciudades que atesoran un impresionante patrimonio histórico y artístico. Uno de los destinos más destacados es Almagro, conocido por su bien conservado Corral de Comedias, un teatro del siglo XVII que es uno de los únicos de su tipo que aún se utilizan para representaciones teatrales. Además, su plaza Mayor es un excelente ejemplo de arquitectura renacentista. En Valdepeñas, los amantes del vino pueden explorar las bodegas tradicionales que producen algunos de los mejores vinos de la región. Su plaza de España es un lugar encantador para disfrutar de un tranquilo paseo. Y su ciudad ibérica, designada como el parque arqueológico del ‘Cerro de las Cabezas’, es un yacimiento fortificado de la Edad del Hierro excepcional y único, que presume de no haber tenido ocupación posterior al siglo II a.C, siendo uno de los pocos asentamientos que conserva su estado original en España. En el Campo de Montiel se encuentra San Carlos del Valle e impresiona ver desde cualquier punto su iglesia del Cristo del Valle, que se alza en el horizonte. La porticada Plaza Mayor, declarada Bien de Interés Cultural, procede del siglo XVIII y se presenta como un escenario en el que se desarrollan diversas actividades colectivas. Al norte, en Alcázar de San Juan, destacan el castillo de Alcázar, una fortaleza medieval bien conservada, la iglesia de Santa María la Mayor, de estilo gótico, y los molinos de viento, que cuentan con el estatus de Bien de Interés Patrimonial. Otros puntos de interés son la renacentista Casa de la Torrecilla, la plaza de España y su fuente barroca. Los amantes de la arqueología y la historia pueden acercarse al yacimiento de Oreto y Zuqueca, un importante sitio arqueológico romano en Puertollano. Y para finalizar la ruta cultural, en la confluencia de los ríos Guadiana y Gigüela, es imprescindible la ciudad romana de ‘Alarcos’, que data del siglo III a.C., y conserva ruinas impresionantes.
Un alto en el camino
El paraíso natural que forma parte de la provincia de Ciudad Real es otra parada obligada y varias son las propuestas: desde el impresionante Parque Nacional de las Tablas de Daimiel, un humedal que alberga una asombrosa diversidad de aves acuáticas y una flora única, hasta las Lagunas de Ruidera, un sistema de lagunas y cascadas que ofrecen paisajes acuáticos de ensueño y oportunidades para nadar y observar aves. También el Parque Nacional de Cabañeros, un refugio de flora y fauna únicas que comparte con la provincia de Toledo. Además, el icónico Campo de Criptana te transporta a la época de Don Quijote con sus famosos molinos de viento, algunos de ellos convertidos en museos lo que permite explorar su historia y funcionamiento. No puedes perderte el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona, con el parque minero de Almadén, declarado Patrimonio de la Humanidad, y paisajes montañosos y cascadas. Ni tampoco las Sierras de Alcaraz y del Segura, ideales para el senderismo y vistas panorámicas.
Maridaje exquisito y ‘Raíz Culinaria’
Descubre la rica tradición culinaria de la provincia de Ciudad Real. Aquí, los platos típicos reflejan la esencia de la gastronomía castellano-manchega. El ‘atascaburras’ es un plato inigualable, una mezcla de bacalao desmigado, huevo, ajo y aceite, servido con pan. El pisto manchego es otro imprescindible, una sabrosa mezcla de tomates, pimientos, cebolla y calabacín. Para los amantes de la caza, la perdiz en escabeche es una delicia. Y no olvides probar los quesos manchegos y acompañar estos sabores con el vino de la región. Para que deleites tu paladar, te sugerimos visitar nueve restaurantes, ubicados en distintos municipios de la provincia que son embajadores del sello Raíz Culinaria (raizculinaria.castillalamancha.es), impulsado por la Junta de Castilla-La Mancha, que representa una cocina auténtica y con carácter, una gastronomía al servicio del tiempo de extraordinaria riqueza y diversidad, basada en productos de calidad y elaboraciones con técnicas ancestrales autóctonas: La encomienda, en Villanueva de San Carlos; Coto de Quevedo, en Torre de Juan Abad; Retama, en Torrenueva; Las Musas, en Campo de Criptana; Marquinetti, en Tomelloso; La Casota, en La Solana; Epílogo, en Tomelloso; y La Aguzadera y la Fonda de Alberto, ambos en Valdepeñas.