El reloj del Ayuntamiento de Guadalajara vuelve a sonar tras una restauración integral del campanario

31/07/2025 - 13:24 Sara Sánchez

El sonido del reloj al mediodía ha marcado un hito simbólico con la coordinación de las campanas de las principales iglesias de la ciudad

Guadalajara ha recuperado uno de sus símbolos más emblemáticos: el sonido de las campanas del Ayuntamiento. A las 12.00 en punto del mediodía, las campanas de la Torre del Reloj del edificio consistorial han vuelto a sonar tras un año de silencio. Lo han hecho acompañadas del repique coordinado de las campanas de la Concatedral de Santa María, la Iglesia de San Ginés, la Iglesia de La Antigua, la Iglesia de Santiago y la Iglesia de San Nicolás, en una iniciativa que ha unido patrimonio, memoria y comunidad.

Este regreso ha sido posible tras una intervención de restauración integral en la torre y el campanario, que ha durado un año y ha contado con un presupuesto de 322.894 euros. Los detalles de esta obra han sido presentado en rueda de prensa en el propio Ayuntamiento, con la alcaldesa Ana Guarinos al frente, acompañada por los técnicos y artesanos responsables de la intervención.

Una restauración profunda y necesaria

La Torre del Reloj del Ayuntamiento, que data de 1907, presentaba un grave deterioro estructural. Según ha explicado la alcaldesa, las campanas dejaron de sonar en julio de 2024 tras detectarse riesgo de colapso. “Estaba en situación prácticamente ruinosa, con riesgo de derrumbamiento”, ha señalado Guarinos. La vibración de las campanas agravaba el estado del campanario, lo que obligó entonces a silenciarlas de inmediato.

La restauración ha abarcado la rehabilitación de la estructura metálica, la consolidación de los forjados, la mejora de los accesos y la modernización del sistema del reloj. Según el arquitecto municipal Ricardo Fernández, la torre presentaba corrosión generalizada y vigas dañadas o directamente desaparecidas. El trabajo ha requerido apeo estructural, refuerzo desde el tejado y sustitución de pilares críticos.

Fernández ha subrayado que, aunque inicialmente se valoró desmontar la torre y trabajar en taller, la gravedad del estado de conservación forzó a intervenir in situ, lo que encareció y alargó el plazo, inicialmente previsto en cuatro meses y que ha llegado al año.

Técnicas tradicionales para una torre centenaria

Jesús Albade la empresa Alba Artemetal, maestro herrero y artesano responsable de la restauración metálica, ha relatado el proceso con detalle. “Realmente estaba para caerse”, ha explicado. Para la restauración se han empleado técnicas originales, como más de 500 remaches similares a los de la construcción de principios del siglo XX. “No hemos querido soldar, hemos respetado la forma en la que fue construida. Se ha hecho pieza por pieza”, ha recalcado Alba.

El maestro herrero ha destacado el esfuerzo de coordinación del equipo y la dificultad de intervenir en una estructura de hierro fundido, frágil y no elástica, con riesgo de rotura al mínimo impacto. También ha mencionado fisuras importantes, como la del embudo superior, que se ha reparado con precisión para garantizar su integridad.

Modernización del reloj y respeto por su historia

El maestro relojero Antonio Hernández, heredero de una tradición familiar, ha sido el encargado de poner a punto el mecanismo del reloj. Se han sustituido los antiguos electroimanes de las campanas, que tenían más de 30 años, y se ha instalado un reloj patrón informatizado, capaz de ajustar automáticamente el horario de verano e invierno y de controlar el toque sin intervención manual.

El reloj conserva su parte mecánica original en la entreplanta, mientras que la automatización permite que las campanas suenen entre las 8.00 y las 24.00 horas, para evitar molestias vecinales. “Suena perfectamente. Todo ha quedado muy bien”, ha afirmado Hernández.

Tras la activación del sistema y la vuelta al sonido del campanario, el Ayuntamiento ha querido rendir homenaje a Antonio Hernández por su labor de casi medio siglo al cuidado del reloj municipal. La alcaldesa le ha entregado un cuadro con una imagen de la torre del reloj como reconocimiento a su dedicación, pasión y compromiso con la ciudad, destacando que “este momento histórico ha sido posible gracias a su generosidad y a una tradición familiar que se remonta a casi un siglo”.

Emocionado, Hernández ha recordado a su padre, con quien comenzó a trabajar en los años 70 desde el taller familiar ubicado en la Cuesta del Reloj. “Para nosotros es un orgullo mantener el reloj del Ayuntamiento. Siempre que había un problema, subía a arreglarlo sin consultar a nadie, simplemente porque me gusta mi oficio y quiero a mi ciudad”, ha expresado visiblemente agradecido.

Un símbolo del patrimonio local

Para la alcaldesa, la restauración no sólo es una actuación técnica, sino un acto de responsabilidad institucional con el patrimonio histórico de la ciudad. “El reloj y el campanario son testigos de más de un siglo de historia”, ha recalcado. 

Santiago López Pomeda, teniente de alcalde de Infraestructuras, ha subrayado la importancia simbólica y cultural de la intervención: “El campanario es uno de los signos más importantes de Guadalajara. Preservarlo era una obligación”. También ha adelantado nuevas actuaciones inminentes en el edificio, como la esperada reforma del Salón de Plenos, cerrado por filtraciones, con una inversión prevista de 600.000 euros, más otra de 180.000 euros para restaurar la fachada.