Las dramáticas consecuencias de los petardos de Nochevieja: Personas con autismo, epilepsia, asma, niños y mascotas entre los afectados
Están prohibidos, afectan a los pulmones debido al humo de la pólvora, al oído, cuando las detonaciones rebasan los 120 db, causan incendios, provocan infartos y desestabilizan el sistema nervioso central.
Las calles de numerosas localidades del Corredor del Henares parecían ayer que estaban en guerra, de no ser porque todo el mundo sabía que era Nochevieja. Sonaban por las calles de las grandes ciudades del Corredor del Henares todo tipo de explosivos: Truenos, tracas, candelas, voladores, cohetes, baterías… Todo dispuesto para celebrar las uvas, aunque, en ocasiones, depende de los lugares, ya venían sonando días antes.
Un petardo puede generar entre 65 y 120 decibelios (dB), nivel máximo que permite la Unión Europea, que es donde se sitúa la barrera del dolor.
Un petardo de niños puede alcanzar los 66dB.
Uno de potencia moderada, unos 70-80Db.
Uno de potencia elevada puede alcanzar entre los 80 y los 120dB.
Todos superan el límite que Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda para la salud auditiva.
A unos les gusta, y a otros, les sobresalta y perjudica a su salud, física, mental o ambas.
Unos artefactos que, aunque se vendan, están terminantemente prohibidos:
- En Azuqueca de Henares: Portar mechas encendidas, disparar o explosionar petardos, cohetes u otros artículos pirotécnicos sin autorización municipal. 1.500 euros de multa.
- Guadalajara: Tirar petardos o elementos pirotécnicos fuera de los lugares y ocasiones autorizadas. 600 euros de multa.
Todas las ordenanzas van en el mismo sentido, también en Alcalá de Henares, con sanciones de 750 euros, que, en Torrejón de Ardoz, pueden llegar a los 3.000.
La pirotecnia afecta especialmente a los niños con condición del espectro autista, que tienen una hipersensibilidad a los sonidos en general, personas con discapacidad, personas mayores o con cardiopatías, a los cuales les puede provocar ataques de shock, infartos y convulsiones.
La pirotecnia ha causado severos trastornos durante estos días y las redes sociales arden en quejas y en discusiones.
La semana pasada, en la tarde de Nochebuena, un petardo provocó en Yebes el incendio en una vivienda, originando el realojamiento de sus cuatro residentes en un hotel de la capital.
El día 27 de diciembre un vecino de Alovera se quejaba porque un grupo de 8 jóvenes se estaba dedicando a tirar petardos a los patios de casas ajenas.
En la madrugada del 28 de diciembre, hacia las tres, tiraron varios petardos muy potentes en un adosado de Azuqueca.
En la misma localidad cinco individuos explotaron un artefacto que provocó que el perro de la vivienda donde detonó se arrancara dos uñas intentando escapar. Perros, como Pancho, han muerto por un infarto. En otras ocasiones mueren o quedan gravemente heridos al ser atropellados cuando intentaban huir del pánico que les producen.
Meme que circula por las redes sociales.
La fobia a las explosiones cuenta con su propio trastorno. Se llama ligirofobia o fonofobia, que es un miedo irracional y desproporcionado a los ruidos fuertes, como los que provoca una explosión de petardos, cohetes o globos cuando aparece de una manera imprevista. Un auténtico trastorno de ansiedad que causa pánico y ganas de huir.