Las Inviernas
A los de Las Inviernas los tildan sus vecinos de comarca de ser muy suyos, que en eso se parecen a los gallegos, que conservan la costumbre de la sana vecindad y no saben vivir los unos sin los otros.
En cualquier época del año el nombre del pueblo me produce una impresión de escalofrío. Me gustaría saber cuál es el origen de este nombre; pudo ser Villamayor en lejanos tiempos, con de las Inviernas como aditivo. El nombre sigue estando ahí y la pregunta prevalece. Las Inviernas es uno de los pueblos con más carácter de la Alcarria Cifontina. Para llegar a él es necesario tomar un desvío que parte desde Masegoso, luego se sube vega arriba, y en cuestión de minutos, cinco no más en automóvil, las naves de los agricultores y los nuevos establos del ganado, anuncian al otro lado de la chopera que ya hemos llegado al pueblo; las casas al principio se dejan ver alzadas sobre una loma; el pueblo desde la vega de San Roque hasta la solana de las Eras se alza sobre una leve costanilla. A mano derecha queda la ermita de la Soledad, algo más adelante el Lavadero y la fuente con su largo pilón; después el frontón de pelota y la explanada, perfecta, funcional, con edificios de corte capitalino. Antes de llegar al pueblo hay que pasar por otra fuente antigua que conocen como el Chorrillo, enseguida se bordea el edificio del Ayuntamiento, y calle adelante se llega a la solana de las Eras, donde están las cuevas.
A los de Las Inviernas los tildan sus vecinos de comarca de ser muy suyos, que en eso se parecen a los gallegos, que conservan la costumbre de la sana vecindad y no saben vivir los unos sin los otros; que San Acacio es el más santo de todos los santos de la Alcarria, y que el día de su celebración, el 22 de junio, es más laro del año; que el vino que hacen en sus bodegas es el de la mejor clase y sus fiestas son únicas, las más divertidas y las más animadas de la comarca; que cuando cualquiera de ellos caza un jabalí se paraliza el pueblo, se aplaza el Pleno del Ayuntamiento si lo hay, y todos se bajan hasta las Carboneras, lo asan y se lo comen en amor y compañía.
En el campo de Las Inviernas se dan el cereal y los girasoles. En el cerro de la Torre, cuentan los amigos de la Solana, que hay escondida una gallina de oro con sus doce polluelos, todo un tesoro por descubrir. Les reveló el misterio un zahorí que pasó por el pueblo en tiempos lejanos. Han excavado, abrieron una cueva, se han cansado de excavar sin que apareciera nada.