Las ventajas de vivir en Argecilla: tranquilidad, naturaleza y comunidad

30/11/2021 - 10:18 Sara Vera Juárez

La localidad ofrece oportunidad de vida a distintos grupos de población

En mitad de un profundo valle atravesado por el río Badiel, se alza el pueblo de Argecilla, un municipio en la provincia de Guadalajara, de 60 habitantes que, en su mayoría, se dedican a la agricultura.


Lucas y Mari regresan a su pueblo natal

Motivado por la crisis sanitaria del coronavirus, Lucas Martínez  ha querido alejarse de la gran urbe y volver a Argecilla en busca de paz y tranquilidad, junto a su esposa Mari Carmen.
Jubilados y con 81 y 82 años, respectivamente, ambos han convertido su residencia de fin de semana en su hogar habitual. Con ello, su forma de vida se ha transformado y ahora están sumergidos en un día a día sencillo, marcado por la rutina. Por las mañanas, mientras Mari Carmen acude a la compra y hace la comida, Lucas se acerca a adecentar su huerto de 256 metros cuadrados para recolectar la materia prima que cultiva durante todo el año. Alcachofas, coles de bruselas, acelgas, espinacas, espárragos, brócoli, coliflor, judías verdes de tres temporadas, repollos de tres tipos, tomates, pepinos, calabacines, calabazas, pimientos, lechugas, cebollas y patatas son algunos de los productos que Lucas recoge y que, a su vez, complementan la compra que realiza Mari.


Aparte de ofrecer servicios básicos como pueden ser el consultorio sanitario y otras prestaciones como la asistencia de vendedores ambulantes, Lucas sostiene que para mantener la vida en un pueblo como Argecilla es imprescindible la existencia de las peñas, pues en ellas se establecen lazos sociales muy importantes y se consolida un compromiso con el pueblo y sus costumbres. Además, Martínez señala que, tanto la apertura del bar como las misas de cada domingo, ayudan a resurgir la vitalidad del pueblo. 

Lucas se autodefine como “soñador y optimista”. Habiendo sido concejal del municipio en el anterior mandato, conoce perfectamente las necesidades de un pueblo pequeño como es el de Argecilla y confía en que, con el paso del tiempo, las administraciones públicas continúen trabajando para luchar contra fenómenos como el de la despoblación. Por su parte, echa en falta más parques, más recintos deportivos, la limpieza de los montes y un vertedero de escombros que abarate los costes y facilite echar abajo las casas en ruinas del pueblo para construir otras e impulsar la acogida de nuevos vecinos. 
De entre sus acciones como concejal, destaca la instalación de una antena de telefonía móvil que, actualmente, proporciona cobertura a todo el pueblo. No obstante, le hubiera gustado continuar con la labor para poner en valor los recursos naturales de la zona como la hidrografía repleta de manantiales que comprende el territorio y aprovechar las inmediaciones para potenciar una leve industrialización.


Por otro lado, el argecillero recalca otras muchas de las ventajas que supone vivir en la localidad: la cercanía con Guadalajara - a 25 minutos- y con Madrid - a una hora escasa-; tener atención sanitaria cada semana o quince días; que haya venta ambulante desde Jadraque u otros municipios colindantes de diversos bienes como pan, bollos, fruta, verdura, carne, pescado, congelados y otros productos perecederos; la oportunidad de sumergirse en un paraje natural inigualable con una solana constante desde primera hora de la mañana hasta la noche; y la posibilidad de realizar actividades deportivas como el senderismo o el frontón, entre otras muchas más.

Residentes en Argecilla de toda la vida

La familia formada por Sonia, David y sus dos hijas, Carla y Jimena, ha vivido siempre en Argecilla. La ubicación de sus trabajos les permite conciliar una vida plena en el pueblo. Sonia es dosificadora en la planta de hormigón de Construcciones Manuel de Águeda e Hijos S.L. en Torija y David se dedica a la agricultura y a la construcción en las empresas familiares.

Carla y Jimena son las únicas niñas que residen en el pueblo. Todas las mañanas las espera un taxi subvencionado por la Junta de Comunidades de Castilla - La Mancha para transladarlas hasta el colegio en Trijueque. Cuando terminan cada jornada escolar regresan a casa con sus abuelos, realizan los deberes de la escuela y un día a la semana su madre las lleva a extraescolares de inglés en Guadalajara. Si les sobra tiempo lo emplean para salir con la bicicleta o jugar.
La familia, en conjunto, se define como “amante acérrima de la tranquilidad y la naturaleza de Argecilla”. Los cuatro, pero especialmente Carla y Jimena, aumentan su actividad en la temporada de verano aprovechando el buen tiempo: pasean por las rutas y senderos que rodean el municipio, se divierten en la pisicina de su abuela Enriqueta, disfrutan de un buen manjar de verduras de temporada que recoge su abuelo Satur y acogen a los veraneantes con mucho gusto. 

 

De pueblo a pueblo

Con tan solo 16 años, Samuel Pérez decidió mudarse de Mandayona a Argecilla con sus abuelos maternos. Tras ese cambio, quiso formarse profesionalmente y todos lo días se desplazaba en autobús a la capital de provincia para estudiar electromecánica de vehículos y mantenimiento industrial.
Ahora, con 30 años, se dedica a instalar placas solares y continúa viviendo en el pueblo. Para él es esencial vivir en un entorno rural rodeado de naturaleza y tranquilidad. En sus ratos libres, realiza su mayor afición, que es: recorrer y visitar los pueblos de la comarca en su moto. “Estoy más a gusto que nunca y poder disfrutar de uno de los pequeños placeres de la vida como es ver el cielo estrellado es un verdadero lujo”, confiesa.

El teletrabajo facilita el éxodo rural y la repoblación

Cada vez son más las personas que deciden dejar atrás su ajetreada vida de ciudad. Las razones para hacerlo son de lo más variado, aunque las más habituales son: la búsqueda de aire puro en un lugar libre de aglomeraciones y estrés, la posibilidad de acceder a la compra de una vivienda a un precio asequible y otras motivaciones como el permanente contacto con la naturaleza o la existencia de alternativas laborales como el teletrabajo. Precisamente, Alberto Brihuega, un joven de 26 años, residente enMoratalaz y oriundo de Argecilla, es un ejemplo de éxodo urbano. La pandemia fue el detonante para que Alberto decidiera iniciar un nuevo proyecto de vida en este pequeño municipio, sin abandonar su profesión y su puesto de trabajo como consultor informático. “Me encanta vivir en mi pueblo, nunca me aburro, siempre tengo algún quehacer y muchos planes”, expresa Alberto. De hecho, los miércoles queda con otros jóvenes vecinos de la villa para cenar en la peña y el resto de la semana visita a otros amigos de pueblos próximos como Brihuega, Jadraque o Algora. Lo que más aprecia de vivir en Argecilla es el espíritu de hospitalidad y comunidad de sus residentes y de quienes se acercan habitualmente los fines de semana.

El Ayuntamiento, el bar, la iglesia y la plaza, los lugares más transitados del pueblo.

Ley de Despoblación

La provincia de Guadalajara cuenta con 288 municipios. Las localidades con menos de 2.000 habitantes conforman el 75% del total y en ellas solo vive un 25% de la población. El fenómeno de la despoblación pone en riesgo la igualdad en el territorio y exige una actuación decidida. Por ello, el Gobierno de CLM ha aprobado la Ley de Medidas frente a la Despoblación con el propósito de garantizar servicios básicos e igualdad de oportunidades para sus habitantes y propiciar así el desarrollo económico y social del medio rural.