
Un susurro de vida en el Alto Tajo
En el corazón del Parque Natural del Alto Tajo, donde el río serpentea entre paisajes de ensueño, se encuentra Valtablado del Río, un pueblo que guarda entre sus calles la memoria de celtíberos, romanos, musulmanes y cristianos. Un lugar donde la naturaleza despliega su magia, con especies cinegéticas, aves rapaces y una rica fauna piscícola, rodeado de pinos, robles, sabinas, chopos y olmos.
Pablo Cortés, alcalde de Valtablado, nos abre las puertas de este rincón olvidado, donde la soledad y la belleza se entrelazan.
“Empadronados hay siete, viviendo dos”, nos cuenta Pablo. Y es que, aunque la población sea escasa, la vida se abre paso entre sus muros, impulsada por el cariño de quienes regresan cada fin de semana, como el propio Pablo, zaragozano de nacimiento pero con raíces profundas en Valtablado.
“Yo soy de Zaragoza, pero mi padre era de aquí del pueblo, y por el cariño que le tengo al pueblo, me presenté a alcalde”, explica Pablo, heredando el testigo de Mariano Alfaro y su esposa, los dos habitantes permanentes de Valtablado. “Tienen sus pros, que es el aunto del médico, porque tienen que ir a Villanueva de Alcorón, que les coge un poco lejos, pero vamos, tranquilidad toda del mundo”, añade.
La tranquilidad, sin duda, es uno de los mayores tesoros de Valtablado. Pero Pablo sueña con devolverle la vida a su pueblo, con convertir las antiguas escuelas, que un día fueron centro médico, en un lugar de encuentro. “Un teleclub o un bar o algo para juntar a todo el pueblo, porque aquí no tenemos ni bares ni tiendas ni nada”, afirma.
“Un pequeño bar en un pueblo hace maravillas. Al final es un sitio donde la gente se junta y conversas”, reflexiona Pablo, consciente de la importancia de crear un espacio donde los vecinos y visitantes puedan compartir momentos y experiencias. “La idea es un poco por nosotros y un poco por la gente que pueda venir", prosigue.
El proyecto avanza poco a poco, con el apoyo de subvenciones del Fondo de Inversiones Municipales (FIM) y el Fondo de Cooperación y Desarrollo de Municipios (Focodem), que asigna la Diputación provincial, que permiten rehabilitar el local y mejorar las infraestructuras del pueblo. “Lo estamos haciendo poco a poco para darlo un uso, porque hasta ahora, desde que se fueron los médicos, el local está muerto de risa”, explica Pablo.
Pero Valtablado es mucho más que un pueblo. Es un enclave privilegiado para el turismo de aventura, con el río Tajo como protagonista. Piragüismo, rafting, senderismo, pesca... las posibilidades son infinitas. Sin embargo, la falta de infraestructuras dificulta el aprovechamiento de este potencial. “Ahora mismo vienen al río, con sus comidas, sus bebidas, sus historias y aquí no suben para nada”, lamenta Pablo.
“Si pones un cartel que hay un bar o cosas que la gente podría acercarse, pero de momento el pueblo está muy parado, se ha ido deteriorando, se ha quedado sin bares, sin nada”, describe, con la esperanza de que un futuro bar atraiga a los visitantes y genere ingresos para el pueblo.
El río Tajo, con su zona de baño en el Puente de Valtablado, es un imán para los turistas. Pero la masificación preocupa a Pablo, quien busca soluciones para controlar el acceso y preservar el entorno. “Estamos intentando que nos incluyan a Ocentejo y a Valtablado en el mismo plan de control de acceso que otros pueblos cercanos”, explica.
A pesar de los desafíos, Pablo ve futuro en Valtablado, derivado de “los ingresos del turismo”, asevera con convicción. Y para ello, es necesario crear infraestructuras que den respuesta a las necesidades de los visitantes. “Un paseo fluvial adecuado y algún sitio con alojamientos”, son algunas de las ideas que rondan su cabeza.
Valtablado del Río es un pueblo que resiste al olvido, un lugar donde la naturaleza y la historia se funden en un paisaje único. Con el impulso de su alcalde, Pablo Cortés, y el cariño de sus vecinos, este rincón del Alto Tajo sueña con recuperar la vida y convertirse en un destino turístico sostenible y respetuoso con su entorno.