Los recuerdos, la familia, Donner y un pedazo de Lex Luthor
He descubierto que a veces me da miedo hablar de cine. Esto de tener tantos foros y redes sociales con gente que lo sabe todo con absoluta certeza, que lo defiende con vehemencia de hecho, como si del cine dependiera su vida o su infancia, hace que a veces a uno se le quiten las ganas de hablar... Pero bueno, tontos hay en todas partes, el mundo digital solo nos los acerca un poquito más.
Seamos sinceros, el principal problema que tenía James Gunn, puede que buscado por él mismo, era la película primigenia de Richard Donner. Aquel lejano Superman del 78 no era una película perfecta. Sí, la recordamos perfecta y en su momento lo fue, sobre todo porque poco más decente se hizo en el mundo de los super héroes durante décadas, pero no era perfecta. Ahora bien, era única, tenía encanto y fue la película de nuestra infancia.
Hablar del Superman 2025 es hablar también de si podemos crear nuevos recuerdos. Desde que mi hijo me acompaña al cine, he aprendido a transferir el valor de ´la primera vez´. Ya no quiero que una película me haga sentir como en mi primera vez, quiero que él tenga la suya, y que la viva a mi lado, que mi presencia quede ligada al recuerdo de la película que le acompañará siempre. Y fue con esa intención con la que le llevé a ver este Superman que, al menos sobre el papel, parecía querer devolvernos un personaje más luminoso y optimista que el de Snyder. No luchaba contra mis recuerdos, he aceptado que la versión de Donner será siempre la primera para mí.
Pero a mi hijo no le gustó este Superman. Le dio miedo. Y creo que eso nos habla también de la película que ha hecho Gunn, de la libertad que ha tenido. En su Superman hay mucho del tipo que salió de La Troma y dirigió La Plaga. Muy edulcorado y para todos los públicos, pero está ahi. Tiene momentos duros, a veces hasta un poquito aberrantes, y los rodea de un mundo de colorinchis que quiere recordarnos al Superman de Donner, mientras se aleja de él. "Se ríen de nosotros en nuestra cara", protestaba un fan fuera de sus casillas en un grupo de Telegram.
No, la verdad. Creo que Gunn ha querido poner una primera piedra, que se ha alejado adrede de la épica, porque en esta película no hay épica, para mostrarnos un Superman muy humano, con defectos como cierta soberbia, que no termina de entender muy bien cuál es su lugar en este mundo o quién debe decidir cuál es. Genial ese David Corenswet tan vulnerable como cercano, aunque menos que Nicholas Hoult, el mejor Lex Luthor de la historia del cine, un psicópata brillante y desquiciado.
Gunn nos ofrece una película que posiblemente no ha llegado para quedarse en nuestras retinas, con un guión al que le cuesta llegar al espectador o incluso entenderse a sí mismo, pero que no para desde ningún momento, una auténtica montaña rusa de lugares, situaciones, aventuras y personajes delirantes (larga vida a Krypto) y que debe entenderse como el principio y no como el momento cumbre de nada, pero que, eso sí, tiene un fondo potentísimo sobre la paternidad y la familia que emociona... y mucho, además de un compromiso social e ideológico que debería ponerla en el punto de mira de toda esa gente que cada vez que abre la boca solo suelta odio contra el mundo.
No vaya a ver Superman esperando encontrarse a Donner. No vaya tampoco con resintimiento por el fin que tuvo la versión de Snyder. Déjese llevar, déjese ilusionar por lo que pueda venir después. Y muy importante, si va con su chaval de 7 años, siéntese cerca de él por si en algún momento le da miedo, no sea que tenga que darle la mano.