Los seguntinos despiden sus fiestas a la luz de los faroles bajo el amparo de la Virgen de la Mayor
Cuando el sol se empezaba a poner, los seguntinos se empezaban a agolpar en los aledaños de la catedral para participar en uno de los actos más emotivos de sus fiestas y de mayor arraigo, la Procesión de los Faroles, con su patrona, la Virgen de la Mayor. Aunque la comitiva no salía hasta después de las 21.45 horas con un gran repique de campanas, desde antes de las nueve la gente empezaba a coger sitio para participar en el rezo del Rosario. Declarada de Interés Turístico Regional, esta cita pone el broche a unos festejos que durante diez días han hecho de la ciudad doncelina la capital de la fiesta.
La Virgen de la Mayor lucía resplandeciente en el altar de la catedral ante la mirada atónita de sus fieles. Rodeada por las flores, que con gran cariño ofrecieron niños, autoridades y la Reina y Damas de la Fiesta el pasado día 15 esperaba para salir. Un reguero de faroles de cristal que portaban miembros de la Cofradía de la Virgen de la Mayor y la Comisión Organizadora del Gran Rosario de la Aurora, encargados de organizar esta cita, peñas, colectivos locales y demás seguntinos, iluminaban el paso de la patrona seguntina. Con cinco misterios de cristal y metal a hombros, cinco Padrenuestros, cincuenta Avemarías y la letanía, hizo su recorrido habitual. Auténticas obras de arte desfilan cada domingo después de San Roque desde hace más de cinco siglos, representando los misterios del Rosario.
Los peñistas, de más de una treintena de formaciones, lucían los faroles con su uniforme de fiesta, demostrados sus respetos a la Madre. Muchos niños, emocionados participaban por primera vez en esta cita, que reúne a propios y extraños por su singularidad; manifestación artística de fervor en la solemnidad de la ciudad mitrada. Todo un lujo para la ciudad, que enmudecía con la salida de su patrona. Tan sólo se escuchaban los pasos procesionales de los devotos y las notas que la Banda de Música de Sigüenza impregnaba en tan momento solemne mientras todas las campanas de la ciudad repicaban. La comitiva estuvo presidida por el obispo diocesano Atilano Rodriguez y el arzobispo de Sevilla, Monseñor José Asenjo, quienes también predicaron en la misa mayor de este día grande para Sigüenza. Por primera vez, portaba el bastón de mando María Jesús Merino, junto toda la Corporación Municipal. Ocupando un lugar privilegiado en esta procesión estaba la Reina de las Fiestas, Lucía Rodríguez, y su cortejo de honor; así como sus homólogas infantiles. No se quiso perder esta cita el que fuera alcalde de la ciudad hasta hace unos meses, José Manuel Latre, hoy concejal en la oposición. También acompañó a los seguntinos el presidente de las Cortes de Castilla-La Mancha, Pablo Bellido y la ministra en funciones, Magdalena Valerio, que fue pregonera de estas fiestas. También estuvo presente el senador Julio García. La presidenta del PP en Guadalajara, Ana Guarinos; la diputada nacional del PP, Silvia Valmaña y el diputado regional, Lorenzo Robisco también acudieron a este fin de fiesta. Durante más de una hora, la comitiva recorrió las calles más emblemáticas de la histórica ciudad, San Roque, La Alameda, el Humilladero y Cardenal Mendoza, para regresar otra vez a la catedral y poner fin a un día glorioso que arrancaba con el Rosario de la Aurora por las travesañas y murallas y dos eucaristías, una de ella multitudinaria. Ahora, cuentan un día menos para que lleguen las próximas fiestas.