Ludopatía

06/03/2020 - 21:30 Javier Urra

La ludopatía sin sustancia es una pandemia. Se trata de una enfermedad reconocida por la OMS como un trastorno de los hábitos y del control.

En España son tres millones de personas quienes visitan anualmente los 3.200 salones que se reparten por el país. En cuanto al juego online, ya existen 53 empresas con licencia y un millón y medio de jugadores.

La ludopatía sin sustancia es una pandemia. Se trata de una enfermedad reconocida por la OMS como un trastorno de los hábitos y del control.

La irrupción de las nuevas tecnologías en el sector, la legalización del juego online en 2012 y el aumento de oferta y patrocinio de las casas de apuestas ha provocado que, desde esa fecha, haya un auge de la ludopatía entre gente joven, incluso entre adolescentes.

Una dependencia que genera displacer, pérdida de libertad, obsesión. Una tortura, una esclavitud. Mentira, robo, deuda, ruina, van asociados a la ludopatía. Hay quien se autolesiona, quien acaba en la cárcel. La obsesión, la dependencia, trepana.

Se multiplican los salones. Una floreciente industria (como en su día lo fueron los bingos). España ante tanta apuesta. Consciente de que se pone “la vida en juego” ha regularizado las apuestas deportivas y el juego en línea.

Porque ¿alguien ha indagado en el número de suicidios que esta actividad conlleva?

Cada vez hay más jóvenes que desarrollan un comportamiento patológico en cuestión de meses. Últimamente se ven muchos más casos de menores que desfalcan las cuentas bancarias de sus progenitores y ello por su adicción al juego online.

Este tipo de juego tiene un potencial muy adictivo, hay escaso control, las apuestas pueden ser pequeñas, la accesibilidad es fácil y el anonimato total; añádase la posibilidad de poder apostar durante toda la jornada sin someterse a ningún control social. El jugador se convierte en invisible, que ni siquiera utiliza dinero real, ya que todo va a través de la tarjeta.

Hasta hace poco, los jugadores empezaban de media a los veintiocho años a apostar, actualmente, la media está ya en los 18 años.

Según la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, el 0,9% de la población sufren adicción al juego (unas 309.000 personas). ¡Ojo al dato!: El 30% corresponde a jóvenes inmigrantes.

España tiene 200.000 tragaperras.

Recordemos: la expansión de las apuestas y el juego online ha modificado el perfil del inicialmente usuario, ulteriormente cliente, y finalmente paciente.

Pues cierto es, que la publicidad normaliza el juego, lo estimula, desde apuestas muy sencillas, a otras complejas en tiempo real. Y añádase que con internet la privacidad es total, además no hay ni horarios, ni distancias.

La ludopatía se incentiva, desde los juegos en directo, que demandan respuestas inmediatas. Ganar o perder en un instante.

Somos conocedores de menores que generan importantes deudas de juego a través de mafias de usureros que prestan microcréditos.

Otros burlan el límite de edad mediante el DNI de sus padres, o dan dinero a un mayor de edad, que se registra, lo pone en su cuenta y juegan por turnos (hay chavales de cuarto de la ESO que pasan la tarde jugando al póquer online).

Por cierto, en los salones, y si por el reclamo no es suficientemente fuerte, la comida y la bebida son sorprendentemente baratas.

La publicidad, recalcitrante, abusiva, agresiva alcanza su objetivo: generar prisioneros de sus obsesiones limitativas de sus conductas. Sufrimiento que cual onda explosiva, alcanza a sus familiares y seres queridos.

El juego patológico es un tsunami, quienes lo padecen muestran sintomatología asociada, como ansiedad, depresión o bajo control de impulsos.

Apreciamos que si en el juego presencial se necesitan cinco años para «engancharse», en el juego online basta con uno.

La red de apoyo del afectado es esencial para el buen pronóstico, pero su ardua tarea se ha dificultado con la aparición del juego online y a la carta.

Es relevante la atención y supervisión horaria y conductual de los padres, que imposibilite el aislacionismo del joven y que se recluya en este tipo de actividades. Los jóvenes nos expresan que hay un momento en que se pierde el control, se miente a todo el mundo, se está como poseído, excitado, a veces cabreado.

B ien está que el éxito en el tratamiento desde el paradigma cognitivo-conductual sea del 65%, pero hemos de prevenir esta patología social. Y es que la Dirección General de Ordenación del Juego nos alerta de que un 36% afirma haber comenzado a jugar antes de la mayoría de edad.