Más de doscientos seteros disfrutan del Pasaje del Terror

01/11/2016 - 16:45 Redacción

Después de terminar la yincana infantil, llegaba el evento estrella del puente de Los Santos setero: el pasaje del terror. Un grupo de voluntarios había convertido el local social de la Plaza Mayor en un Laboratorio Biológico, lleno de científicos locos y experimentos fallidos.

Después de terminar la yincana infantil, llegaba el evento estrella del puente de Los Santos setero: el pasaje del terror. Un grupo de voluntarios había convertido el local social de la Plaza Mayor en un Laboratorio Biológico, lleno de científicos locos y experimentos fallidos.

De su mano, fueron más de doscientos los valientes seteros que se atrevieron a desafiar al terrible virus que se había propagado en el interior del recinto. Eran recibidos, siempre en grupos de hasta siete personas, por el guardián del Laboratorio, que les ponía en antecedentes de lo que allí ocurría, dándoles a elegir entre seguir por el pasaje del miedo o el del terror, a los que daban acceso dos puertas diferentes.

A partir de su elección, los grupos asistían a la trabajada puesta en escena de la que fue sexta edición del Pasaje del Terror setero. Los grupos tenían que tocar tres veces para entrar en el interior del recinto protegido. Después de atravesar la zona de seguridad, eran recibidos por el doctor Death. Los decorados y la oscuridad añadían teatralidad a las escenas, así como la caracterización de los personajes, todos "devorados" por el virus.

Entre humo y luces intermitentes, el doctor Halowis explicaba en una segunda estancia a los valientes seteros que todos los experimentos biológicos que allí se habían llevado a cabo, habían resultado un fracaso. “Aunque, si quieren ustedes, pueden ser utilizados como cobayas, para ayudarnos a curar el virus”, explicaba. Ninguno dio su consentimiento.

El científico loco continuaba explicando que las personas y los animales infectados en el Laboratorio Biológico sólo se alimentaban de carne humana. Así, perseguidos por algunos enfermos hambrientos, los seteros huían despavoridos, hacia delante, que era la única vía posible. Mientras, Hallowis había perecido en el intento.

En las diferentes dependencias del Laboratorio iban apareciendo otras infortunadas víctimas del virus, cuya cura resultaba ya imposible. Doctores y pacientes clamaban por su salvación a los valientes seteros. Después de cuatro minutos de sucesión de sustos, performances y destellos de terror, al fin, los impresionados visitantes eran liberados hacia la tranquilizadora noche setera.

El alcalde de Quer, José Miguel Benítez, agradeció la implicación de todos los voluntarios “que nos han cedido de manera desinteresada su tiempo para el disfrute de seteros de todas las edades” y sobresaliente participación de público, puesto que en estos días prácticamente todos los vecinos han participado en al menos una de las propuestas municipales de ocio para el Puente de Los Santos