Midsommar: La inquietante fiesta pagana de Ari Aster

27/10/2020 - 14:01 David Webb / El Cinéfago

Hoy, nuestros amigos de Webbtertainment y El Cinéfago se acercan a uno de los últimos grandes éxitos del cine de terror, Midsommar, de Ari Aster. 

¿Alguna vez os habéis preguntado que mente enferma y perturbada podría echarle mermelada a las albóndigas? alguien que no es de fiar, seguro.

Pues ojalá hubieran aprendido antes esa lección los protagonistas de nuestro programa de hoy, porque viajaron al corazón de Suecia para conocer, vivir y sentir una de sus tradiciones más antiguas, la celebración del solsticio de verano o Midsommar.

Preparad vuestras mochilas y vuestras chirucas, porque nos vamos de acampada a Hårga, acompañando a Dani, Christian, Josh, Mark y Pelle en un viaje que difícilmente olvidaréis nunca.

Además tenemos el lujo de contar con dos acompañantes muy especiales, Carlota Garrido del hipnótico podcast La Ilusionista y Miki Edge, diseñador gráfico y creador de algunos de los mejores carteles de cine alternativos de la actualidad.

¡Bienvenidos a Hårga!

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EL CINÉFAGO: AL OTRO LADO DEL ESPEJO

Dani cruza al otro lado del espejo. Desde su gris, desesperada, oscura y patética realidad, viaja a otra llena de luz y colores de la mano de su particular grupo de amigos indeseables. Sin embargo, en ese mundo tan aparentemente perfecto hay algo que no termina de cuadrar, inquietante, abrumador, algo capaz de robarte el alma a cambio de darte un corazón. Al otro lado del espejo, la realidad deformada parece ser luminosa, pero la brutalidad siempre está ahí, en el fondo, aguardando para reclamar el pertinente sacrificio.

En Midsommar, uno se imagina a Ari Aster buscando motivos para cuestionarse así mismo, para que su discurso no resulte dogmático. Más que terror, lo suyo es inquietud, miedo a que no sepamos codificar el mundo que nos rodea, a no ser capaz de dominar nuestras propias emociones. La secta no es más que una metáfora de la propia crueldad que lleva implícito cualquier viaje emocional en el que, parece querer decirnos el director, hay que ser implacable para alcanzar el objetivo final, aunque ni siquiera sepamos si es bueno.

A Dani se le muere la hermana. Bueno, se suicida después de matar a sus padres. Casi nada. Queda sola en el mundo, sin más compañía que la de un novio, Christian, que estaba pensando en dejarla. Ella se aferra a él porque es ya lo único que le queda. Él simplemente aguanta porque es lo que se espera. Sus amigos le proponen viajar a Suecia para asistir a un festival pagano que se realiza cada 90 años en una remota y aislada comunidad. Él acepta y se lleva a Dani de paquete. Puede que las vacaciones y el sol les vengan bien. Porque claro, Dani y Christian no han visto tanto cine como nosotros y no saben que un festival pagano celebrado en una remota comunidad nunca puede terminar bien.

Ari Aster nos ofrece una película de más de dos horas que pasan con la fascinación de una historia en la que el espectador intuye lo que está ocurriendo, aunque la habilidad del director para ser ambiguo le impida confirmarlo. La propia mentalidad moderna de sus protagonistas, hipócrita e infantil a la hora de enfrentarse a otras culturas, les convierte en poco más que peleles. La luz del sol no es garantía de seguridad, solo un ejemplo más de lo terrorífico que puede llegar a ser el día cuando conoces todo lo que te rodea tan poco como a ti mismo.

Qué más da el terror. Qué importan las muertes, los sacrificios o los dioses milenarios, si es que existen. Solo importas tú, quién eres, lo que estás dispuesto a hacer por encontrar una familia allí, al otro lado del espejo, una mentira que te haga más soportable la realidad, alejada de las convenciones sociales y lo que se supone que debería importarte o hacerte llorar. Una realidad acompañada de verdad. Corre, Dani, hacia lo grotesco. Eres la reina de la primavera. Que arda todo para que tu corazón pueda florecer en el fértil abono de La Comunidad. Vive, Dani, al otro lado del espejo.