Miles de visitantes disfrutan del encierro de Brihuega
Los protagonistas fueron los cuatro astados de la ganadería El Montecillo, que salieron puntuales tras el 'Parapachumba'. Un corredor fue herido por uno de los astados.
Un año más, Brihuega (Guadalajara) reunió este viernes a miles de asistentes a su tradicional y afamado encierro, declarado Fiesta de Interés Turístico Regional desde 2009. La cita fue puntual, pues a las 18.30 horas tuvo su punto de partida desde la plaza de toros La Muralla con el sonido del tercer cohete y después del concurrido pasacalles del Parapachumba, música con la que los corredores y espectadores se sintieron totalmente parte de esta tradición.
En esta ocasión, el protagonismo fue de cuatro toros de la ganadería El Montecillo, conducidos por quinto año consecutivo por la reconocida ganadería Campo Bravo Alcarreño de José Luis Viejo. Fue un encierro rápido en su parte urbana. La manada realizó el recorrido habitual subiendo por La Alameda y, seguidamente, al campo. Allí, tres de ellos cumplieron con lo previsto, pero el cuarto hirió a uno de los corredores, por lo que fue rápidamente evacuado.
Al buen desarrollo del encierro ayudó, sin duda, la colaboración entre el Ayuntamiento, Protección Civil, Cruz Roja, la asociación 16 de agosto y el personal de la ganadería implicada, que trabajan codo a codo en la organización de esta Fiesta de Interés Turístico Regional.
El municipio de Brihuega cuenta con unas raíces ligadas al mundo del toro que han terminado convirtiéndose en una de sus señas de identidad, junto a su inmenso patrimonio arquitectónico. Según los escritos, los orígenes de este encierro por el campo se remontan al año 1584, siendo así el segundo encierro más antiguo del país después del de Cuéllar, en Segovia. Aunque el modo de celebración es diferente al de antaño guarda su esencia fundamental y siembra un sentimiento profundo en el corazón de todos los brihuegos.