“Nuestra lavanda tiene futuro si se cuida lo esencial”

12/07/2025 - 10:08 FCV

El Festival de la Lavanda de Brihuega, que se celebra durante dos fines de semana -11, 12, 18 y 19 de julio-, proyecta el prestigio nacional e internacional de un producto único, sostenible y cargado de futuro. Emilio Valeros, fundador de la Asociación Cultural de la Lavanda, organizadora de esta aromática cita, defiende con pasión el valor estratégico de este cultivo ecológico.

TEXTO Y FOTOS: PACO CAMPOS

Durante los últimos 13 años –quiere recalcar Emilio- ha pasado de ser una iniciativa casi doméstica a convertirse en un fenómeno internacional. La asociación, compuesta por cuatro miembros —Ángel Corral, Javier Corral, Alejandro Valero y el propio Valeros—, nació de la inquietud de un grupo de profesionales vinculados al mundo de las aromáticas y ha logrado consolidar uno de los festivales más singulares de la provincia.

“La lavanda es más que un aroma, es territorio, economía y sostenibilidad”, resume Valeros, que además es integrante de la empresa Intercova Aromáticas, conformada por los mismos miembros que el colectivo al que pertenece, dedicada a la destilación y comercialización de esencias. Desde esa doble vertiente, empresarial y cultural, defiende la simbiosis entre campo, turismo, proyección nacional e internacional que ha logrado el evento que cada mes de julio transforma Brihuega.

En su última edición, que arrancó ayer, el festival ha estrenado nueva ubicación para ofrecer mayor comodidad y accesibilidad. “Antes había que atravesar todo el pueblo, ahora se llega directamente desde la rotonda y contamos con más espacio y mejores infraestructuras”, explica. Para Valeros, esta mejora logística no es anecdótica: es parte de un proyecto que se trabaja durante todo el año, con antelación de más de 12 meses en contratación de artistas, patrocinadores y logística. “Cuando terminamos una edición, ya estamos preparando la siguiente”, aporta.

La complejidad de organizar un festival de esta magnitud requiere el apoyo de empresas externas especializadas, pero también de instituciones. La colaboración del Ayuntamiento de Brihuega, FADETA, Junta y Diputación de Guadalajara, entre otras en el ámbito provincial, ha sido clave para consolidar un evento que trasciende lo lúdico. “Este festival es una forma de visibilizar el trabajo de los agricultores, el valor del producto ecológico y la necesidad de posicionarlo en mercados internacionales”.

En ese sentido, Valeros insiste en que la lavanda de la Alcarria tiene unas cualidades únicas, difíciles de igualar por otros países productores. Su cultivo sin productos químicos, el esfuerzo en el manejo manual y sostenible de las malas hierbas y el respeto por los ciclos naturales elevan los costes de producción, pero también aseguran una calidad que el mercado empieza a valorar. “Es ecológica, no tiene residuos, es limpia y auténtica. Esa diferencia hay que saber explicarla”, indica.

Aunque el sector vive ciertos retos derivados del exceso de producción, Valeros rehúye dramatismos. Prefiere hablar de oportunidades. “Sí, ha habido una sobreproducción que ha provocado bajadas de precio, pero estamos respondiendo con estrategia, abriendo nuevos mercados, diferenciándonos por calidad y buscando nuevas aplicaciones del producto”. En el último año, Intercova ha logrado introducir la lavanda alcarreña en India y China, dos mercados estratégicos con alta demanda de esencias naturales. “Son pasos lentos, pero firmes”, recalca.

Desde su experiencia como perfumista en Loewe, Valeros sabe que el prestigio de una esencia no se construye en semanas. Por eso, cada año invita a responsables de grandes marcas al festival. “Aquí ven los campos, los laboratorios, el proceso, la seriedad. Queremos que conozcan lo que somos y lo que ofrecemos”, asevera.

A su juicio, las instituciones han entendido que la lavanda no es solo un cultivo, “sino un eje de desarrollo rural y proyección internacional” y esa es a clave de la actividad que genera. En las reuniones mantenidas con representantes de las instituciones, Valeros ha percibido interés por avanzar en nuevos usos del producto y estudiar fórmulas para favorecer su comercialización. “Sabemos que el camino pasa por la investigación, la diversificación y el equilibrio entre producción y consumo. Y en eso estamos”.

La competencia internacional —con países como Francia y Bulgaria a la cabeza— obliga a España a buscar modelos sostenibles y regulados. “Igual que se subvenciona para plantar, quizá haya que ayudar a quienes decidan reducir superficies para mantener el equilibrio del mercado”, sugiere. Mientras tanto, el stock acumulado se gestiona con paciencia y visión a largo plazo. “La esencia tiene una caducidad, sí, pero mientras sea útil, la vendemos. Y lo hacemos sin bajar la cabeza”.

Para Emilio Valeros, el mensaje es claro: la lavanda alcarreña tiene futuro si se cuida lo esencial. Y eso pasa por apostar por la calidad, apoyar al agricultor, abrir mercados y mantener viva la llama de un festival que cada verano pone a Brihuega en el mapa del mundo.