Octubre preelectoral

06/10/2019 - 13:27 Pedro Villaverde Martínez

Estamos todos bastante expectantes ante la situación  que tenemos.

Estamos ya con el verano cumplido y septiembre se ha despedido dando paso a este octubre, el mes de los frutos. La Política siempre en primera línea y más en estas circunstancias un tanto o mucho especiales con una repetición electoral que nos sonroja. Tenemos un Gobierno en funciones que es no funcionar para el país. Escuchar o leer noticias es meterte en un lío de posibilidades o conjeturas aún más complejas ahora con un nuevo candidato a presidente. Pareciera que todos tendríamos que realizar uno o más Masters de esos que tanto han dado que hablar no hace tanto y que parecen haber pasado de moda. Tal vez no estemos preparados para tantos partidos. Si las elecciones solucionaran los problemas que padecemos bien venidas sean aunque las arcas del Estado se vean mermadas. Esperemos que las Leyes sean un camino transitado e interpretado bien.  Parece que el conocimiento de las leyes es bastante complicado para muchos y la perplejidad puede asomarse ante lo que estamos viviendo en estos días de aniversario de aquella consulta ilegal.

  Hemos dicho en más de una ocasión que gobernar es difícil y hacerlo bien casi imposible, pero la Política es necesaria y todos tenemos que esforzarnos para que ella sea el camino que nos lleve al buen término que todos deseamos. Políticos somos todos  pero buenos políticos suele haber menos,  sino recordar cómo es la historia. Estamos todos bastante expectantes ante la situación  que tenemos. Como siempre se ha dicho y es verdad, el hombre es un animal político, pensemos que sea menos animal y más político e  interprete  bien, las leyes que nos hemos dado y hagan ellos las mejores si por las nuevas realidades son necesarias reformas. Ciertamente que es compleja la política, pero necesaria para la convivencia. Por eso hemos de procurar todos facilitarla lo más posible y esperar que quienes aspiran a conduciéndola  saquen lo mejor de sí mismos y sepan estar a la altura de las circunstancias, pues pareciera que cuanto más parece que avanzamos en cultura y civilización más torpes, o interesados nos hacemos y ello nos conduce a que resulte más difícil este ya de por sí complejo arte de gobernar.