Only Fans


Los columnistas suelen coincidir en manifestar que no tienen pavor al folio en blanco y que suelen proyectar el texto en su cabeza antes de trasladar al papel sus propias ideas. Y es cierto, tenemos una presión por los plazos de entrega y también una responsabilidad con nuestros lectores. Como la actualidad es tozuda, existen tantos temas de conversación que daría para columna diaria poder expresar el punto de vista solo por lo que sale en el telediario o por la necesidad del homo economicus del siglo XXI. Este lunes, aburrido y saturado por la labor de colaborador social (eufemismo de recaudador de impuestos moderno) de la agencia tributaria, me dio por acudir a mis redes sociales a preguntar cuál sería la mejor temática para el artículo de esta quincena. Una opción eran los recientes premios Nobel de Economía de 2024 (Acemoglu, Robinson y Johnson) sobre la calidad de las instituciones y la prosperidad de las naciones. Otra opción era la enorme complejidad del mercado de la vivienda, la posible huelga de inquilinos y la imposibilidad de respuestas a corto plazo por la vinculación de este bien de primera necesidad con el ahorro de las familias. La siguiente posibilidad era hacer un análisis de nuestra querida Guadalajara (aparcamiento disuasorios, contratación en logística, etc...) y, por último y como costumbrismo social, hablar de esa plataforma de pago llamada Only Fans donde creadores de contenido enseñan la profundidad de su calancha a cambio de un micropago por acceder a dicho material visual. Tras varios días de debate y de votación, ni la suma de las tres primeras llegan al interés de la plataforma para adultos. Des-vístanse, relajense y disfruten de su visita a Onán. Da igual la importancia de lo que esté pasando en el mundo, el pueblo se ha manifestado. Toca hablar de pajas. 

    No podemos engañar a nadie, el sexo vende. Al final es parte de los instintos humanos y no podemos evitarlo. Naces, creces, te reproduces, pagas impuestos y mueres. La industria del sexo mueve cerca del 1% del PIB mundial (en España algo menos, un 0,35%) y la pornografía mueve cerca de 100.000 millones de euros. Una cantidad absolutamente brutal donde nos debemos mover entre comparaciones para llegar a entenderlo. La NBA, la mejor liga del mundo de baloncesto, ha generado cerca de 4.700 millones de euros mientras que las actrices de este tipo de contenido en esta plataforma han ingresado 6.600 millones de euros en 2023. Cierto es que Lebron James va a ganar más dinero que Mari Cielo Pajares (el chiste se cuenta solo), pero indica el volumen de poder y de control que tiene una persona desde su casa con una webcam y con una tarjeta de crédito. No se puede culpar a alguien por exhibir su cuerpo (en distintos estados) a cambio de una remuneración, pero sin demanda no hay oferta ni viceversa. El mercado te encuentra y ahora mismo no es difícil encontrar influencers que ingresen más de un millón de euros anual por sonreir verticalmente ante las cámaras o maromazos que, por una suscripción mensual, se apuñalan la ingle de manera periódica. Sí, este es el mundo que hemos creado. La media de las creadoras de Only Fans, que superan un pequeño umbral de seguidores, supera en tres veces el salario mínimo interprofesional. Dicho en pocas palabras, si vas a ganar el triple por sobarte el ombligo un rato que por madrugar y aguantar al pesado de tu jefe, entonces no es raro el efecto llamada. Hasta el punto que el Gobierno de España ya mencionó, como protección a los jóvenes, la instauración (esto no es broma) del pajaporte, una especie de tarjeta monedero con un número máximo de accesos a internet. Les hago un descubrimiento: los niños no necesitan internet para jugar con el joystick ni las niñas conexión a la red para jugar al parchís

    En resumen: es una pena que haya más interés es conocer como evoluciona este servicio de pornografía (y casi prostitución encubierta) que mueve mucho dinero de bolsillo de mucha más gente de la que creemos; pero al final, somos básicos. Queremos un estímulo a una preocupación. Queremos un placer a un dolor. Eso sí, disfruten de algo evidente. El sexo (consentido) es de las pocas cosas que no tributan en la vida. Esa será la última línea a cruzar, pero el cine nos demuestra que algún día se gravará exprimir la fruta propia y ajena.