Sandro' Bakhuashvili: “Entré en el Conservatorio de Madrid y sentí que todo había merecido la pena”

07/02/2022 - 13:08

El pianista, de origen Georgiano, ha girado por toda España con el saxofonista David Hernando.

Sandro’ Bakhuashvili (Georgia, 1989) empezó a tocar el piano casi a la vez que a caminar. Su padre, artista y profesor de piano, le inculcó el mundo de la música clásica desde muy temprana edad. En 2006, junto a su familia, llegó a España para continuar sus estudios y seguir avanzando hacia su objetivo; formarse en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Después de mucho esfuerzo y varios impedimentos, así fue. Ahora, dedicado plenamente a la música como docente y artista, Sandro’ hace un repaso de su vida y su carrera pianística. 

¿Cuándo surge su interés por la música?

Empecé a tocar a los 5 años. Mi padre daba clases de piano y un día me dijo que probara. Me puse y me salió solo, sin saber solfeo, solo con intuición y oído. Pero claro, a esa edad eres un niño y no sabes qué es lo que quieres y mis padres apostaron por mí. Surgió ahí. Cuando fueron pasando los años me di cuenta de que se me daba bastante bien y a los 8 años empecé mis estudios en el conservatorio de Tiflis.

En 2006 llega a España. ¿Cómo fue adaptarse a un nuevo país y a una nueva cultura?

Fue bastante duro porque cuando llegué tenía 16 años, una edad complicada, y además no conocía el idioma. Mi objetivo era seguir estudiando en el Real Conservatorio Superior de Madrid, pero cuando llegué aquí no me convalidaron los títulos. Tuve que sacarme la ESO, el Bachillerato y parte del Grado Medio de piano otra vez y fue un golpe muy duro. 

¿Qué destaca de su época de formación?

Entrar en el Conservatorio Superior de Madrid fue un sueño porque es el Centro más prestigioso del país y es muy difícil acceder, por no decir imposible. Cuando hice las pruebas de piano éramos 120 y sólo sacaron 11 plazas. Entré y sentí que todo mi esfuerzo había valido la pena. Una vez dentro me relajé e intenté hacerlo lo mejor que pude los cuatro años que estuve allí. Aprendí muchísimo de los mejores profesores, de los amigos que hice, de los viajes, los conciertos, los ensayos... Fue un aprendizaje continuo. Lo recuerdo como una época bonita y a veces echo de menos estar allí.

¿Cuándo se dio cuenta de que se quería dedicar a la música?

El hecho de estar desde tan pequeño, todos los días, ensayando y tocando, hizo que se convirtiera en algo mío, en algo natural. Tocar el piano para mi era como cepillarme los dientes, encima se me daba bien y eso me motivaba más.

¿El talento es algo innato de las personas?

Como decía Beethoven; “un artista se compone con un 90% de dedicación y un 10% de talento”. El talento está ahí, pero si no lo desarrollas, si no trabajas duro cada día, no basta. Los pianistas asiáticos, por ejemplo, son más disciplinados que el resto, en general. Si ellos estudian 10 horas, tú con tus cuatro horas, por más bueno que seas, no puedes alcanzarles. La constancia, la dedicación y el ser disciplinado es esencial. 

Empezó a componer a los 14 años. Desde entonces hasta ahora, ¿cuántas obras ha compuesto?

Tengo cerca de 60 piezas solo para piano. Aunque también he hecho arreglos para otros instrumentos como el saxo, el violín y el chelo.  

¿Cuáles son sus referentes?

Hay muchos y cada uno me aporta algo distinto, siempre me hacen aprender más. Los compositores que más me llegan son Rachmaninov, Chopin, Vivaldi, Franck, Bach, Scriabin, Beethoven, Schubert...

¿Hay alguna de sus obras que destaque o que recuerde con más cariño?

Hay muchas, cada una de ellas aporta un sentimiento distinto. Una de las últimas obras que he compuesto, para saxo y piano, se titula ‘New Age’ y habla de cuando empiezas algo de cero. Está dedicada al día a día actual de lo que está ocurriendo con el tema del virus. Estamos en una situación de la que intentamos salir y al final no lo conseguimos, de eso trata la obra. La hemos tocado dos veces y a la gente le encanta.

Ha sacado un disco junto a David Hernando.

Sí, está en Spotify, ahí hemos subido todas las obras que hicimos del 2016 al 2019, unas 11 o 12, y hay algunas versiones en directo. Estamos gestionando la posibilidad de sacarlo también en formato físico. David es un compañero y amigo con el que estudié y un saxofonista increíble, un virtuoso. Llevamos bastantes años ensayando y haciendo conciertos y es increíble estar con él ensayando, aprendiendo y compartiendo ideas. Hemos tocado aquí en Guadalajara en la Fundación Siglo Futuro con Juan Garrido, que es amigo mío. Estoy muy agradecido por todo lo que Juan ha hecho por mí porque cuando llegué en 2009 y empecé a tocar, fue él el que dijo que tocara en su Fundación. Siempre me ayuda, le tengo afecto y aprecio. A parte, también hemos hecho conciertos en Alcalá, Madrid, Barcelona, Valencia, León, en Bilbao, y en muchos sitios más. Ahora, y desde que empezó el confinamiento, no hay tantos conciertos, así que estamos esperando a ver si sale alguno por Madrid e intentando cerrar alguna fecha. La pandemia ha afectado a todo el mundo, sobre todo a los trabajadores. A nivel musical y en el mundo de la cultura se ha notado mucho la diferencia. Pero bueno, no queda otra que esperar para ver si esto mejora, es un tema delicado.

¿Cómo es el día a día como profesor y pianista?

Estoy en la escuela Musas Producciones de Alcalá de Henares y en la Escuela de Música de Valdeluz. Vivir solo de conciertos es casi imposible a no ser que seas súper famoso y te paguen bastante bien. Me gusta mucho dar clases pero también intento seguir con los conciertos, me encanta. Además, sigo estudiando. Hace dos semanas, por ejemplo, tuve un concierto en Madrid mixto con otros músicos, estuvo bastante bien. Estoy intentando estar en forma, hay que seguir estudiando, aprendiendo nuevas obras y practicando.

¿La gente valora la música clásica? ¿Cree que la gente paga de una manera adecuada por ello?

No. No se valora, hay que ser realistas. Haces un concierto y va poca gente o no te dan publicidad y hay veces que parece que estás ahí por estar. Me encanta cuando me dicen “vale, a parte de a tocar, ¿a qué te dedicas?” La gente piensa que esto es un hobby, que me sale sin más, pero no ven el esfuerzo día a día. No ven que para dar ese concierto de una hora, llevo cuatro meses tocando seis horas al día. La gente piensa “qué bonito pero, ¿qué más haces?”, como si fuera algo secundario. Me gustaría que la gente joven fuera a los conciertos de música clásica, ya que solo va gente mayor y se está perdiendo.