Señor Covid, ¡déjenos descansar un rato!

Erre que erre. El Covid, hasta en la sopa. Si fuera una persona le diría: ¡Señor Covid déjenos pasar al menos las fiestas en paz! ¡Maldito! Ojalá se muera. Pensaría cosas que sería imposible desear a nadie, ni al peor de tus enemigos. Curiosamente, me viene a la cabeza, sería el único deseo o amenaza de muerte que no me llevaría a la cárcel. Le diría: ¡Aléjese de nuestra sagrada mesa de Navidad! Váyase de mi casa, de mi familia, de la sociedad. Y es que erre que erre. Covid por aquí, Covid por allá. Mire Covid, le voy a decir una cosa, le advertiría: “no se encargue de recordarnos, como si fuera un perdonavidas, que, para que no nos contagie, es necesaria la mascarilla, el distanciamiento social, huir de las aglomeraciones, desinfectarnos con gel hidroalcohólico, mantener en interiores las habitaciones ventiladas, hacer tests antes de las reuniones familiares, aislarse 10 días si nos coge...” Ya lo sabemos. Fíjense qué forma para recordar las medidas higiénicas para que este señor no entre en nuestras casas. Distinta y, perdónenme mi falta de modestia, navideña y original. Feliz Navidad a todos… menos al señor Covid.