Unas fiestas grandes

20/09/2025 - 09:44 Pedro Villaverde Embid

Vivimos ya la recta final de unos días grandes con récord incluido, el segundo encierro más largo de la historia de la ciudad.

Vivimos los días más intensos de estas largas fiestas  que de manera oficiosa comenzaban la misma tarde que regresábamos de veraneo, la del 29 de agosto con el traslado de la Virgen  hasta la Concatedral. Desde entonces se han celebrado numerosas actividades hasta tomar ritmo vertiginoso- si bien es cierto que al extenderse el programa entre tantos días hay menos concentración de actos-, desde el jueves con el comienzo de los encierros por las calles, los festejos taurinos en plaza y los grandes conciertos en la Fuente de la Niña, los tres elementos más característicos, junto al recinto ferial, éste inaugurado ya el pasado viernes. Y este viernes víviamos el segundo encierro más largo de la historia de Guadalajara, 44 minutos y medio, por un toro que se quedó 'roto' en la calle Mayor y necesitó de pastores, bueyes, cabestros, Dios y ayuda para llegar a la plaza, en la que otro tampoco quería entrar. Hoy sábado, sin embargo, ha sido un éxito de encierro. Respecto al primer encierro más largo fue en el año 1989, más de una hora. Remitimos al libro de Eduardo Díaz sobre la historia de nuestros encierros para conocer todos los detalles de aquella caótica madrugada cuando los toros encontraron embarrada la plaza y se lío. 

  En tiempos adolescentes nos gustaba la feria y la visita a las peñas de los amigos- nunca fuimos peñistas, pero siempre estábamos cerca de alguna- y ahora, junto a una corrida de toros- antes lo era por invitación del abuelo el sábado de ferias-, lo que más nos atrae son los vermús en la Concordia por ser donde te encuentras con todo el mundo, un reguero de personas que durante el resto del año parecen residir en otra ciudad, invernar o sencillamente no encontrar atractivo de ocio o ambiente para desplazarse hasta el centro histórico que, lamentablemente, bulle en gentío en horario comercial y los días laborales, pero que un sábado tarde o domingo contrasta con el de cualquier otra ciudad española. Pero ese es otro debate. 

  Volviendo a la fiesta nos parece son motivo de orgullo como ciudad con una programación variada, con oferta para todas las edades, buena propuesta musical y taurina, excepcional ambiente peñero, tradición, con los Gigantes y Cabezudos, la dulzainada o el folklore, señas de identidad propias como el pañuelo morado o los encierros en punta por el casco histórico, y solidaridad pues  dejan dinero para distintas asociaciones que trabajan por colectivos vulnerables. Ojala terminen sin incidencias, mucha diversión y una feliz convivencia, siendo un año más ejemplo de unos días grandes para una gran ciudad.