Viaja al pasado a través de los siete parques arqueológicos de Castilla-La Mancha

12/07/2024 - 10:15 Redaccion

Castilla-La Mancha cuenta con un enorme patrimonio cultural y monumental fruto de las distintas civilizaciones que han dejado huella por estas tierras del centro de la Península Ibérica. Su situación estratégica la convirtió en un codiciado territorio, poblado desde muy antiguo, incluso en la Prehistoria. Como si de una máquina del tiempo se tratara, los parques arqueológicos de la región y sus yacimientos arqueológicos visitables, ofrecen una oportunidad fantástica para viajar al pasado en familia o con amigos, y descubrir de primera mano las huellas materiales que aún hoy perduran de los pueblos que nos antecedieron en el devenir de los tiempos.

Los siete parques arqueológicos de Castilla-La Mancha, testigos mudos de nuestra historia, están repartidos por las cinco provincias de la región. En ellos puedes disfrutar gratis de visitas guiadas, siempre pedagógicas, ilustrativas y con un marcado enfoque divulgativo, que hacen las delicias para todas las edades y para todos los públicos. Tanto si eres experto conocedor de la Historia, como si tus conocimientos en este sentido no son tan amplios, el disfrute está asegurado.

Poco a poco, Castilla-La Mancha va desvelando su pasado más interesante para hacernos conocedores de lo que somos hoy, gracias a lo que fuimos alguna vez. A continuación, te recomendamos otros yacimientos arqueológicos visitables, igualmente interesantes: Noheda, en Villar de Domingo García (Cuenca), una villa romana que aloja espectaculares y únicos mosaicos figurados, de los más bellos y ricos de todo el Imperio. La Motilla del Azuer, en Daimiel (Ciudad Real), el pozo prehistórico fortificado más antiguo de España (Edad del Bronce). Guarrazar, en Guadamur (Toledo), donde se encontró el famoso tesoro visigodo con las coronas votivas de Recaredo, Suintila… y que tras una azarosa vida hoy se exhiben en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.

Parque Arqueológico de Recópolis en Zorita de los Canes (Guadalajara)

Cuando en ningún lugar de Europa se estaban construyendo ciudades de nueva planta, en Castilla-La Mancha, más concretamente en la ribera del Tajo, a la altura de Zorita de los Canes, en la provincia de Guadalajara, se fundó la única ciudad visigoda de todo el continente. Es en el Cerro de la Oliva donde podremos ver el yacimiento de la ciudad de Recópolis, fundada en el año 578 por el rey Leovigildo siguiendo un plan urbanístico jerarquizado que la dividía en varias áreas: el palacio, la zona comercial, la de viviendas, la muralla y los arrabales. Abandonada en el siglo IX, sus restos sirvieron como cantera para construir la nueva ciudad andalusí de Zorita, con una alcazaba reconvertida después en castillo. Con aproximadamente 33 hectáreas, está rodeada de una gran muralla con torres cuadrangulares y varias puertas de entrada. En el interior se ha excavado la parte más elevada, una calle comercial que asciende entre edificios hacia un singular conjunto monumental administrativo y religioso: el Palacio y la Iglesia Palatina. La entrada y uso de las gafas de realidad virtual será gratuita hasta el 31 de diciembre de 2024. La visita dura aproximadamente una hora y 15 minutos. Además, desde aquí podrás recorrer algunos de los pueblos de la comarca natural de La Alcarria, que se extiende tanto por el sur de la provincia de Guadalajara como por el noroeste de la de Cuenca. Seguir el libro de Camilo José Cela, Viaje a la Alcarria, puede ser una opción. 

Parque Arqueológico de Libisosa (Albacete)

En Campos de Montiel, sobre la ladera de una montaña bañada en su base por el río del mismo nombre, Lezuza guarda como legado un pasado romano que dejó tras de sí una calzada como testigo. Muy cerca del actual municipio, a más de mil metros de altitud, en el Cerro del Castillo, encontramos lo que queda de la antigua colonia, denominada Libisosa, que antes fue un oppidum ibérico y siglos después, tras la Reconquista, un complejo defensivo religioso-militar. En total, 2.800 años de historia en una ciudad que fue paso obligado desde la Meseta hacia Andalucía y desde Levante a Extremadura y Portugal. Sorprenden la robustez de los muros perimetrales encontrados en las excavaciones, que temporada tras temporada, van sacando a la luz interesantes descubrimientos. Un consejo: si vas, no dejes de preguntar sobre la niña oretana encontrada… una tierna historia está detrás. El Centro de Interpretación atesora piezas de este yacimiento con muchísimas curiosidades muy bien conservadas. 
La localidad de Lezuza es un buen punto de partida para continuar tu viaje al parque de las Lagunas de Ruidera o a la monumental localidad de Alcaraz, uno de los pueblos más bonitos de Castilla-La Mancha. Fue la primera ciudad de Castilla que tomó partido por los Reyes Católicos durante la Guerra Civil castellana, ganándose el título de ‘Muy Noble y Muy Leal’.

Parque Arqueológico del Cerro de las Cabezas (Ciudad Real)

En la localidad de Valdepeñas, destino enoturístico por excelencia, puedes adentrarte en el pasado, esta vez a los momentos previos a la Romanización, en el parque arqueológico del Cerro de las Cabezas, localizado justo en paralelo y al lado de la autovía A4. Se trata de un asentamiento fortificado, oppidum, de la Edad del Hierro, que representa uno de los mejores ejemplos de la cultura ibérica del actual territorio castellanomanchego, al tratarse de una de las pocas ciudades íberas que no han tenido ocupación posterior al siglo II a.C.
En él destaca la monumentalidad de sus sistemas defensivos y la buena conservación que presentan en general los restos exhumados. Las estructuras arquitectónicas excavadas (acrópolis, santuario, calles, viviendas, almacenes, hornos cerámicos, desagües…etc.), y los abundantes materiales arqueológicos asociados (cerámicas, metales, marfil, terracotas, etc.) han permitido conocer la vida diaria, las costumbres e incluso las creencias religiosas y gustos estéticos de una sociedad gentilicia perfectamente organizada, donde la agricultura, junto con la ganadería, la producción cerámica y el comercio, propiciaron un importante desarrollo de esta ciudad hace más de 2.200 años.
Debido a la relevancia de los restos encontrados, se ha realizado la declaración del Cerro de las Cabezas como Parque Arqueológico, el séptimo de Castilla-La Mancha.

Parque Arqueológico de Carranque (Toledo)

En la provincia de Toledo, y a cinco kilómetros de la localidad de Carranque, el parque arqueológico del mismo nombre, está constituido en torno a una villa romana en la comarca de La Sagra. Conocido arqueológicamente como el yacimiento de Santa María de Abajo, este enclave surgió en un momento altoimperial como centro de explotación de los recursos agrícolas del entorno. La Casa de Materno fue una gran mansión: así nos lo hacen suponer sus mosaicos, que recrean temas mitológicos. Podemos ver también los restos del mausoleo de la familia propietaria de la villa y del edifico palacial, en su día ricamente decorado. Los ricos mosaicos, tanto geométricos como figurativos, denotan el alto nivel social y económico de los que fueran romanos propietarios de esta explotación agrícola, ubicada en la fértil ribera del río Guadarrama. Si te animas finalmente a venir a Carranque, la visita es obligada también a la Casa Museo de Cervantes en la cercana localidad de Esquivias, y a los cinco lienzos del Greco que atesora la iglesia de la Caridad en Illescas. Un triángulo perfecto de arqueología, arte y literatura.

Parque Arqueológico de Segóbriga (Cuenca)

Caput Celtiberiae. O, lo que es lo mismo, el inicio de la Celtiberia. Así fue como definió Plinio El Viejo a Segóbriga, situada a solo cuatro kilómetros de Saelices, en el extremo suroccidental de la provincia de Cuenca. 
Este enclave sería inicialmente un castro celtibérico que tras su conquista romana, a inicios del siglo II a. C. se convirtió en una ciudad romana y tras las Guerras de Sertorio hacia el 70 a. C., llegó a controlar un amplio territorio como capital de toda esta parte de la Meseta.
El antiguo castro dio paso a una ciudad romana que adquirió gran importancia debido a la abundancia, en las minas de la zona, del lapis specularis, muy codiciado entonces como cristal de ventanas y ornamento para fiestas. Hoy en día, algunas de esas minas, como la de La Condenada, Osa de la Vega, son visitables. En el yacimiento destacan el foro, teatro, anfiteatro y termas con un acueducto extramuros. Además el Parque Arqueológico de Segóbriga cuenta con un Centro de Interpretación.

Parque Arqueológico de Alarcos (Ciudad Real)

A ocho kilómetros de Ciudad Real, en el margen izquierdo del río Guadiana y entre el municipio de Poblete y la capital, esas son las sencillas coordenadas que nos permitirán encontrar uno de los yacimientos más espectaculares de la región, habitado desde la Edad de Bronce hasta la Edad Media.
El Parque Arqueológico de Alarcos, entre Poblete y Ciudad Real, una imponente fortaleza medieval y lugar de la última gran batalla que enfrentó a cristianos y musulmanes en el año 1195, habiendo sido derrotados los primeros. 
En él se ha podido recuperar un sector de la trama urbana de la ciudad íbera (finales del siglo VI a. C.) que nos permite conocer la vida cotidiana de la tribu oretana asentada aquí. El ajuar funerario encontrado aquí es excepcional, como para no perdérselo.

Parque Arqueológico del Tolmo de Minateda en Hellín (Albacete)

En la provincia de Albacete también puedes visitar el Parque Arqueológico de Tolmo de Minateda, en Hellín. 
El Parque Arqueológico del Tolmo de Minateda fue asentamiento humano de diferentes pueblos con una dilatada adscripción cultural que arranca en la Edad de Bronce y llega hasta el siglo XX. Hoy aglutina restos de todos ellos: pueblos prehistóricos, romanos, visigodos, restos de construcciones defensivas como torres, murallas, y, entre sus tesoros, una basílica visigoda.
Posee un desnivel respecto a su entorno más próximo (Rambla de Minateda) de 50 metros. Para que se hagan a la idea, está enclavado en el Sureste de la provincia de Albacete, lindando con Cieza (Murcia), sobre un cerro amesetado (“muela”), de 500 metros de altura, con laderas abruptas que limitan el acceso a un camino natural, “El Reguerón”, que lo hace fácilmente defendible.