2020, un año horrible
Entre penas, como la supresión de besos o eventos familiares pospuestos, siendo lo peor no haber podido despedir en tanatorios, iglesias o cementerios a tantas personas queridas, también algunas alegrías.
Nunca sabremos el número exacto de muertos en el mundo, ni en España, a causa de la pandemia que aunque lleve de apellido 19 azotó con virulencia el planeta a lo largo de todo el 2020 que finaliza con la esperanza puesta en que las vacunas que empezaron a administrarse este domingo en Guadalajara, supongan el final de una pesadilla que además de tanto fallecido, ha cerrado negocios, llevado al desempleo a multitud de trabajadores y provocado una recesión de incalculables consecuencias si bien se prevé un espectacular repunte de la economía en el segundo semestre de este nuevo año aupada por el optimismo que generará la superación de la enfermedad. El rosario de suspensiones de actos, desde la Semana Santa o los juegos Olímpicos hasta las fiestas patronales en todas las localidades y citas de Interés Turístico, ha sido otro de los efectos de la prohibición de las reuniones, aunque quedaron como consuelo multitud de iniciativas seguidas a través de la televisión y las redes sociales. Llamativa fue la interrupción de un día a otro del curso escolar y no menos sorprendente la capacidad de continuarlo a través del mundo on line y reiniciarlo con éxito en septiembre.
2020 nos deja también vocabulario propio encabezado por Covid-19 o coronavirus y seguido por estado de alarma, confinamiento domiciliario o perimetral, nueva normalidad, desescalada, ERTE, teletrabajo, Ingreso Mínimo Vital, EPIS o Conferencia de Presidentes, entre otras palabrejas tan usadas. Entre penas, como la supresión de besos o eventos familiares pospuestos, siendo lo peor no haber podido despedir en tanatorios, iglesias o cementerios a tantas personas queridas, algunas alegrías, y es que 366 días- bisiesto gafe- dan para todo. Han nacido bebés, casado parejas, abierto negocios, funcionado el dialogo social y se ha demostrado la capacidad de reacción de los servicios públicos y la respuesta solidaria de entidades del tercer sector, empresas y particulares, constituyéndose hasta plataformas de ayuda. Y el Madrid ganó la liga. Aunque muera 2020 quedará más vivo en los libros de la historia que otros muchos del calendario. Ha sido horrible, salvo honrosas excepciones.