Agosto con bicho
Así las cosas, impuestas por una realidad cruel, y sobre todo con ese factor de imprevisibilidad, pasemos lo mejor que podamos el que siempre fue el mes más querido para una mayoría.
Comenzamos un extraño mes de agosto con menos circulación por las carreteras, la casa del pueblo, para muchos, como único destino veraniego llevando a problemas en el abastecimiento de agua en algunos lugares, con extremo riesgo de incendios por las sucesivas olas de calor que nos martirizan, sin las fiestas que llenaban de alegría las calles de la totalidad de las localidades de la provincia y sobre todo con la preocupación de desconocer la evolución de una pandemia que ha roto las ilusiones estivales, dejado sin empleo a muchos trabajadores, cerrado negocios y, en especial, causado dolor, muerte y secuelas en los contagiados. Rebrotes y transmisión comunitaria se han convertido en las palabras del verano, en la música que sustituye a la charanga. Cada cual hace lo que puede para sobrellevar la situación, disfrutar algo del ocio propio de las vacaciones, honrar al menos con celebraciones religiosas reducidas a los santos patrones, entretener a los pequeños de cada casa que quieren volver al colegio para estar con sus amigos-, visitar a los mayores con las limitaciones horarias impuestas y elevar un estado de ánimo decaído por un panorama confuso con perspectivas poco halagüeñas en el medio plazo, pues no hay mal que la humanidad no haya logrado superar.
Y mientras cada cual se convierte en protagonista del futuro de todos observando o no las medidas que todos debemos cumplir, miramos a la provincia con cierta satisfacción porque los contagios no son excesivos, a excepción de esos capítulos concretos y controlados en Chera, Marchamalo, Mondéjar o Atienza, las infracciones no son notorias, se suceden los actos de recuerdo en homenaje a las víctimas y agradecimiento a los que luchan contra este mal y se anuncian cada día acciones de nuestros gobiernos más cercanos para minorar las consecuencias de ese tsumani. Así las cosas, no programadas, impuestas por una realidad cruel, y sobre todo con ese factor de imprevisibilidad porque no sabemos qué va a pasar y casi todo son conjeturas, pasemos lo mejor que podamos el que siempre fue el mes más querido para una mayoría por significar diversión, descanso y felicidad.