Pedro Sánchez ha jugado la misma ficha de camuflaje que jugó Fidel Castro al inicio del proceso revolucionario en Cuba para deshacerse de Manuel Urrutia. Ha amagado con una renuncia premeditada y falsa, junto con una movilización general de los militantes, para asumir el poder desde una autoría más alta. Uitilizando los medios de comunicación durante cinco días y poniéndolos al servicio de su ambición personal.