
'Corruptocracia'
Me cuenta un docente historiador que en un examen final de curso un adolescente ha respondido que Franco era uno que mandaba antes de Sánchez y que en España vivimos en una ‘corruptocracia’.
Seguramente no anda descaminado viendo en las teles que la palabra ‘corrupción’ copa estos días el apasionado culebrón político, con leyes (amnistía), competencias y dineros por votos a los indepes, comisionistas, fontaneros/as, puteros y sotas. Ni ‘Cristal’, que en los 80 atrapó a nueve millones de telespectadores hispanos.
Me cuenta el profesor que encargó un trabajo de investigación, con ayuda de IA, sobre los españoles que viven de la cosa pública a preuniversitarios aspirantes a cursar Ciencias Políticas. Sin segundas, advierte, como el colega de Ciencias lo hizo sobre el color de las aguas marinas y su explicación.
Los datos acojonan. En el sistema español existe una enorme cantidad de puestos políticos: 350 diputados, 252 senadores y 1.184 diputados autonómicos con sus asesores, 1.040 diputados provinciales (seleccionados por los partidos entre los concejales), 8.116 alcaldes, 60.346 concejales, 157 miembros de cabildos canarios, varios miles de vocales en las Juntas de Distrito en grandes ciudades, etc. En suma, entre 80.000 y 100.000 puestos de trabajo que dependen de la política.
También cuentan a 61 eurodiputados, esos de cobrar «13.000 limpios» y «pasar de todo» con lo que fantaseaba el trío Ábalos-Koldo-Cerdán, los 11.200 “enchufados” a dedo (“de libre designación”) en ministerios, otros entes estatales y empresas públicas, y buena parte los tres millones de empleados públicos contratados junto a funcionarios.
Una muchedumbre susceptible de tentaciones. Suma la población de Castilla-La Mancha, casi dobla la de Aragón, es nueve veces la de Guadalajara, 300 la del Señorío… «España es España, colega», cuentan que le espetó Koldo a Ábalos mientras le garantizaba el carpetazo a su investigación ¡País!, decía un humorista.