
Manifas a tutiplén
Amigos, conocidos y paisanos me han invitado a dos grandes manifestaciones en el centro de Madrid “y luego tomamos unas cañas”. Una para desgastar al presidente Sánchez y la otra, de veterinarios y animalistas, contra las trabas en la prescripción de antibióticos a mascotas.
Parece que España retorna a la Transición donde se podía elegir los findes entre cinco. Se me quedó grabada una en Ventas cerrada al grito de ‘España, mañana, será republicana’, replicado por un grupo anarco: ‘España, mañana, será lo que le dé la gana’.
Nos gusta protestar. Andando, en coche, en autobuses e incluso en tractores y sobre algún cuadrúpedo. Por el feminismo, la educación, la sanidad, la independencia, contra indultos y amnistías, y por las causas más variadas y caprichosas.
Las calles de varias ciudades acogen estos días protestas contra el modelo turístico, plantas de biogás, contra Mazón por no avisar de la dana, el ‘genocidio’ palestino, los centros de acogida de menores inmigrantes, las plagas de conejos y daños de la caza…
La Encuesta Social Europea, sondeo científico bianual desde 2001, sigue otorgándonos el mayor galardón. Somos una potencia mundial. Se manifiesta al menos una vez al año el 20% de la población frente al 7,5% de media europea.
“Nos gusta llevar la política a las calles”, sentencian los politólogos. Aunque ya no están claros los bloques ideológicos, la izquierda protesta más. Sale entre el 30-40% frente al 10% de la derecha. Tiene agentes más movilizadores como sindicatos y asociaciones mientras que la derecha cree que la calle es una participación menos convencional. Pero los analistas advierten de que podría estar cambiando esta tendencia.
En la comarca tenemos a tiro dos manifas posibles por la cancelación de 28 paradas de buses y el proyecto de macrogranjas contaminantes junto al Mesa ¿Alguien las convocará? ¿Tendrán público?