Despedidas y recuerdos

22/01/2017 - 13:08 Pedro Villaverde Embid

Hoy queríamos dedicar este artículo a la memoria de dos personas queridas y que nos han dicho adiós en estos primeros días del año tras enfermedades demasiado rápidas y cuando todavía, pensábamos, tendrían algo más de tiempo.

Tocaría hablar hoy por actualidad de esa prestigiosa feria del turismo en la que Guadalajara tuvo ayer su particular protagonismo dando a conocer parte de sus encantos. Lo que ofertamos, y que ha de ser  la tabla para la supervivencia de las zonas amenazadas con la despoblación, lo conocemos bien, aunque nunca deje de sorprendernos. Hoy, sin embargo, queríamos dedicar este artículo a la memoria de dos personas queridas y que nos han dicho adiós en estos primeros días del año tras enfermedades demasiado rápidas y cuando todavía, pensábamos, tendrían algo más de tiempo para disfrutar después de una vida de trabajo. El primero de ellos es mi tío paterno, Basilio, un hombre que derrochaba simpatía y al que le encantaba conversar con uno u otro, con bondad, con el recuerdo siempre en la boca de sus años jóvenes de pastor y agricultor en Huertapelayo. Honesto, familiar y cariñoso, para siempre me quedará su imagen, bien andando, apoyado en los últimos años en una muleta,o sentado en la poyata de la iglesia de San Juan de la Cruz, viendo pasar la gente, esperando esa voz amiga que le entretuviese  un rato.  Descansa en paz tío. Sabemos que nos querías y si desde donde estés has visto cuanta gente estuvo en el tanatorio y en tu entierro, lamentando tu viaje, estarías contento y es que al final se recoge lo que se siembra. Mi otro recuerdo hoy es para un amigo, de los de verdad, de mi familia, y toda una eminencia académica, Ramón Pérez, al que dedicamos una necrológica contando lo que fue. Vecino durante muchos años, compañero en el mundo del estudio de mi padre, fue persona de gran sabiduría, de mucha categoría intelectual, que consiguió en la vida lo que quiso, que según él fue el ser un hombre bueno. La iglesia se quedó pequeña durante su misa de funeral, las lágrimas y los rostros lo decían todo. Nuestro pésame para su mujer, Conrada, y sus cuatro hijos, gente como él ejemplar, así como un beso también hoy para mi tía Adelina que ha perdido a su compañero de medio siglo y a mi primo Feliciano que ha bebido de una taza muy amarga. Sus muertes nos traen muchos recuerdos…  Para ellos, así como para los médicos Vicente Borobia y Martínez Fornés, otras dos figuras recientemente fallecidas, nuestro eterno cariño.