Destemplanza invernal
Los alcarreños no deberíamos asustarnos mucho grado bajo cero que desciendan los termómetros en estas fechas.
Cuando viene alguien desde la calle a casa en estos gélidos días del promediado enero en que escribo, suele exclamar, frotándose las manos pese a estar enguantadas “¡vengo helado! ¡qué frío hace!”, o bien “vengo destemplado,¡vaya temperatura”!. Y eso que el Ayuntamiento ha suprimido los termómetros públicos. Será para que no nos asustemos. Con lo que me gustaba a mí conocer la temperatura de cada mañana en todo tiempo... Pero los alcarreños no deberíamos asustarnos por mucho grados bajo cero que desciendan los termómetros en estas fechas. De todas formas no es lo mismo tener frío que estar destemplado, aunque ambos sean sensaciones que dependen de varios factores, entre ellos la edad y la consciencia, pues quien se adormece después de comer en un sillón es probable que sienta escalofríos y destemplanza al despertar, de aquí quizá el refrán : ”El español fino, después de comer siente frío”. Si recordamos que en 1952 el termómetro marcó en Molina 28,2 grados bajo cero al finalizar enero, y casi todos los años señala el record de los pueblos más fríos de España. No digo que alcarreños y molineses deberíamos estar tan habituados a las heladas como los esquimales, pero sí para que no nos alarmen los vaticinios que prodiga la televisión ilustrados por imágenes, si no del invernal Tirol austríaco, por lo menos del pirenaico entorno del Pico Aneto. Es verdad que el frío exige un mayor consumo de electricidad o de gasóleo en las calefacciones comunitarias, lo que repercute en la economía doméstica, pero nuestro nivel europeo de vida nos permite prescindir, con excepciones, de otros gastos superfluos para compensar. Si sobre el frío y la destemplanza consultáramos con un médico seguramente se interesaría por conocer algunos datos nuestros como serían la dieta alimentaria, nuestra actividad física y hasta posiblemente nos recomendaría una visita al endocrino para que revisara nuestro sistema glandular, con lo que vendría a decirnos que no es normal sentirse de ordinario destemplados cualquiera que sea la climatología del momento, partiendo de que el calor y, sobre todo, el frío que sentimos son casi siempre relativos y dependen de bastantes factores fisiológicos, además, de antemano, del dato objetivo que marca el termómetro y la ausencia o presencia de fiebre, en cuyo caso lo primero es consultar al médico antes de que el malestar se radicalice.