El doctor Adrados

04/05/2024 - 13:41 Pedro Villaverde Embid

Hay personas que nunca deberían decir adiós al trabajo porque su valía les hace útiles y necesarios. Por fortuna su jubilación solo es del Hospital General Universitario y seguirá pasando consulta en el Hospital La Antigua. 

El sábado, 20 de abril, familiares, amigos y compañeros del doctor Ignacio Adrados compartimos una jornada de fiesta en la que se multiplicaron gestos y palabras de cariño y reconocimiento a su persona y a su trabajo como pediatra. Fue su jubilación del Hospital de Guadalajara el motivo del encuentro, aunque para fortuna de la sociedad alcarreña el hombre que tan solo con observar al pequeño ya intuye lo que le sucede  seguirá pasando consulta en el Hospital La Antigua. Hay personas que nunca deberían decir adiós al trabajo porque su valía les hace útiles y necesarios, como es el caso, también, de Jesús Campoamor, cuyo nombre ha quedado ligado a una universidad, la UNED al dar nombre a su biblioteca. A los dos les testimoniamos nuestra enhorabuena.

Conocemos a la familia Adrados desde hace bastante tiempo. Su tía, Soledad Adrados, fue una de las fundadoras y alma durante décadas del grupo artístico Antorcha, teatro de ensayo y cámara, por donde pasaron muchos guadalajareños, siendo colaboradora de nuestro periódico, escribiendo de teatro. Su abuelo fue el gran sastre, Ricardo Razola, con establecimiento en Miguel Fluiters.Su hermano Javier jugó en el Depor y hablar con él es retrotraerse a la Guadalajara de los años sesenta. Y así podríamos seguir enumerando con riesgo de omisiones. 

  Pero hoy solo queremos poner de manifiesto nuestra admiración, respeto y aprecio hacia una persona sabia, trabajadora, gran profesional, dispuesta siempre a ayudar a los demás, centrada en su trabajo y en los suyos, de los que necesitan estar en las redes sociales o la prensa buscando protagonismo. Compartimos veladas futbolísticas como aficionados madridistas, me cuenta historias del Huertapelayo de los años sesenta en los que tuvo allí una casa alquilada cuando estaba despoblado y vivimos muchos buenos momentos juntos en compañía de su mujer, amiga mía del alma desde el instituto- Yolanda- y su hija Amanda, mi ahijada, a las que adoro. Felicidades Nacho y que sigas siendo feliz junto a tus otros hijos Bárbara y Óscar, tu nieto Anto y tanta familia y gente cercana que te queremos.