El naturalista seguntino, Javier Munilla, enseña los frutos silvestres beneficiosos para la salud

09/10/2020 - 09:56 Ana Calles

Recogemos algunos de estos frutos en los alrededores de la ciudad y advierte de los beneficios y perjuicios de otros que son tóxicos.

Es tiempo de la caída de las hojas, de la bajada de temperaturas y también, es el tiempo ideal para recoger frutos en el bosque. Para ello, nos hemos traslado hasta los alrededores de Sigüenza, donde el naturalista, Javier Munilla, nos explica varios de los frutos que podemos encontrar en los campos seguntinos y sus beneficios.

Comenzamos nuestra andadura a tan solo unos metros de la ciudad, y el primer fruto que nos encontramos es la conocida mora silvestre. Javier cuenta que es una planta llamada “zarzamora” que crece un fruto o “baya que por antonomasia se recolecta en la zona y en casi toda España.” Da un fruto, “la mora,” que “es una drupa que está formada por varios frutos pequeños. Que pasan del color verde, luego al rojo y al final negro. Y cuando está negra, es que ya está madura, y es muy dulce.”

Después, nos encontramos con el escaramujo o también conocido como “rosal canino, porque la flor es una rosa y canino es porque tiene muchas pinchas que te enganchan.” Además, Munilla reconoce que la población le conoce vulgarmente como “tapaculos” porque si a este fruto “no le quitas las semillas y unos pelos, que son los que hacen que se produzca ese picor en el culete o que te de la temida diarrea.” Pero afirma que si lo quitas es comestible un muy rico en vitamina C.

Seguidamente, se encontraba un espino albar, en concreto “uno de los ejemplares más bonitos de la provincia” dice Javier. También se le conoce como “majuelo” y su “baya es una de las más ricas que hay en el monte, que nace en forma de racimos. Tiene un gran contenido de vitamina C. Son muy buenas comérselas para evitar constipados. Saben a manzana.” Cuando está en flor, “esa flor se utiliza en medicina” como sedante. Además, recuerda que de pequeño “utilizaba su pipo con una cerbatana para tirarle al hermano o al amigo.” Resalta que no hay que equivocarse con al arbusto piracanta roja que vemos en algunos jardines de las ciudades con una baya muy similar, pero en este caso son venenosas.

Muy cerca del majuelo, nos sorprendió una endrina con la que se fabrica el licor de Pacharán. Explica que es un “fruto que se puede comer, lo único que se debe recolectar después de las primeras heladas,” porque ganan en dulzor. Javier recomienda no comerlo en este momento porque “es muy astringente, te deja sin saliva y es muy amargo, te dejaría la boca totalmente seca durante unas horas.”

Nos acercamos a las traseras del castillo de Sigüenza para descubrir el saúco. Su baya negra “es comestible solo después de su cocción. Nunca en crudo.” Y se utiliza incluso para hacer vino, caramelos o champán.

Por último, Javier comenta que estos frutos se utilizan para hacer “mermeladas o jaleas.” Además, advierte que “hay que tener cuidado, sobre todo cuando vamos con niños pequeños, enseñarles las plantas y decirles que solo coman cuando van con un adulto. Así evitaremos más de un disgusto.”