El nuevo escenario

15/11/2019 - 12:51 Pedro Villaverde Embid

 Los toques de atención del domingo han acelerado esta firma.

Nunca en la historia de nuestra democracia hasta 16 partidos habían estado representados en el Congreso, si bien muchos, de corte regionalista, con uno o dos escaños. Jamás, tampoco, se había cambiado tanto de unas elecciones a otras el sentido del voto entre algunas formaciones, llamativo teniendo en cuenta que apenas habían pasado seis meses desde las últimas votaciones. Y menos aún nuestro país ha tenido gobierno de coalición, final más probable del culebrón del desgobierno que tantos capítulos ha ofrecido, aunque en la práctica pensamos será poco más que una reestructuración ministerial. No quedaba ya excusa posible para no ponerse de acuerdo, principal mandato del votante,  y la decisión estaba en manos del PSOE que podía girar a la izquierda o al centro derecha, más receptivo que en otras ocasiones, y  llegó el abrazo entre Sánchez e Iglesias para hacer un gobierno “rotundamente progresista”, lo que suena peligroso para la economía y contrario a la voluntad del votante.  

  Los toques de atención del domingo han acelerado esta firma. El electorado culpó, principalmente, a Ciudadanos hasta casi fagocitarlo, pero también a PSOE, con retroceso pequeño en diputados pero severo en el Senado, y a Unidas Podemos con la pérdida de siete escaños y alrededor de 600.000 votos. Encima devolvía parte de la presencia perdida al PP y aupaba a Vox al  tercer puesto. Suficiente como para reaccionar e intentar una investidura, pero tal vez los socialistas han errado el tiro. Queda aún el complicado pero casi seguro entendimiento con el resto de partidos siendo determinante la postura de ERC y EH Bildu, que habrán de abstenerse, partidos enemigos de España y nada aconsejables.  

      Lo único positivo es la formación de un Gobierno aunque sea con sensibilidades, diferentes. El temor es lo que pueda durar la paz interna cuando toque tomar decisiones y el cariz de alguna de estas por favores debidos. Muchas incógnitas como la reacción de los mercados y principales empresas o la deriva del conflicto catalán con tan divergentes opiniones en el propio Consejo de Ministros. De momento Sánchez ha cedido. Ahora veremos quién adapta más su discurso para que el Gobierno gobierne, sus respectivos partidos les reconozcan  y sus votantes no se  enfaden. Gobernar será una prueba de fuego que puede pasar factura, veáse Ciudadanos.