El precio del poder

11/11/2023 - 11:27 Pedro Villaverde Embid

 No es de recibo que se apruebe una ley de amnistía porque faltan votos para la investidura y menos aún que el perdón de los delitos se realice a quienes no solo no se arrepienten y dicen no haber delinquido, sino, y sobre todo, aseguran que volverán a repetir iguales acciones delictivas.

El sistema parlamentario exige de mayorías para la investidura del presidente del Gobierno, por ende de negociaciones entre los grupos parlamentarios. Forma parte de la democracia y no es la primera vez que ha sucedido, pero no así. El problema hoy, además de que no sea el candidato más votado el que aspire al cargo o que sean precisos los escaños de más de una veintena de partidos políticos, lo que diluye la verdadera voluntad de los electores, es que los acuerdos giran sobre materias que deberían implicar consenso y que los goles se marcan en fuera de juego, aunque eso lo determinará el Constitucional, si le dejan. 

  No es de recibo que se apruebe una ley de amnistía porque faltan votos para la investidura y menos aún que el perdón de los delitos se realice a quienes no solo no se arrepienten y dicen no haber delinquido, sino, y sobre todo, aseguran que volverán a repetir iguales acciones delictivas- si es que lo son, porque en otro ejercicio de sumisión se suprimió el delito de sedición- siendo esta futura ley, no el punto final a un conflicto, sino el inicio del camino hacia un referéndum de autodeterminación, inconstitucional aquí y en toda Europa.  

  Tampoco es admisible que un candidato a la presidencia niegue lo que poco después defiende- ahí está la hemeroteca tantas veces repetida-. O sea que mienta una y otra vez. Y lo peor es que cada paso, cada humillación al propio país, no es el último, sino solo el preludio de otro más lacerante. El actual presidente, con un PSOE anestesiado, excepto por algunas voces, entre las que se incluye la de García Page, no tiene límites a la hora de pagar el precio por seguir subiendo al falcon. Repite que está en la Constitución, pero viendo como retuerce su interpretación, nada es creíble. Nuestro país vive un momento lamentable en lo político y no sabemos hasta dónde llegará.