El pueblo que tiene un negocio por cada 14 personas y ocho apellidos vascos
Tras el auge que experimentó cuatro años atrás, alcanzando los 310 empadronados, muchos de ellos con antepasados vascos, la población de Checa ha descendido levemente hasta los 285 y se mantiene estable en los últimos años.
Por estas fechas la población se triplica. Las casas se ocupan en verano en un porcentaje muy alto, aunque, por otra parte, hay bastantes que necesitan una inversión para habitarse porque se quedaron abandonadas. “Pero la situación es preocupante, porque aunque ha llegado a vivir a Checa una pareja joven, un pintor y su mujer; y una farmacéutica joven que está con su marido, es insuficiente”, asegura el alcalde de Checa, Jesús Alba.
Se trata de un municipio que, como recoge en el artículo En torno a las historias de vascos José Ramón Arrazola Urquiaga, “entre finales del siglo XV y principios del XVII, bajo el nombre genérico de Vizcaínos, término que agruparía a los originarios vascos (Vizcaya, Guipúzcoa, Álava y Navarra), es destacable la presencia en Checa o sus alrededores de una numerosa colonia de éstos, siempre asociados a la actividad de ferrerías”, explica. “Para modernizar el sistema vigente y obsoleto de los hornos de monte para la obtención de metales y pasar al sistema de implantación de ferrerías hidráulicas, fue necesario contratar técnicos vascos experimentados”, aporta.
Entre los apellidos de los checanos se hallan al menos ocho apellidos vascos: Araúz, Arrazola, Berasaluce, Chavarría, Herranza, Latasa, Oñate y Rustarazo.
Entre las preocupaciones municipales se encuentra el relevo generacional, “porque en este pueblo hay por suerte bastante industria”, asegura el primer edil. Un taller que hace puertas y cocinas, herreros, dos carpinterías, un mecánico, panadería, una carnicería, un hotel, tres bares con terraza, tres tiendas de alimentación, y farmacia forman parte del tejido comercial y empresarial.
Checa es un pueblo que tiene un casco urbano grande, llegó a tener en los años 40 más de 2.000 habitantes.
“Sin embargo nos vamos haciendo mayores y cuesta que surja el emprendimiento entre los más jóvenes” opina el regidor.
Jesús Alba dirige los destinos de un municipio cuya prioridad en los últimos años ha sido renovar el saneamiento. Además se ha ido adoquinando todo el pueblo gracias a la Diputación. El pueblo está asfaltado en su práctica totalidad, a excepción de dos calles
“que terminaremos estos años”. En cuanto a saneamiento, adoquinado y embellecimiento
de rincones del pueblo, Checa quedará completo este mandato.
Otra opción para el desarrollo de esta localidad del Alto Tajo es el turismo. Los turistas van llegando, sobre todo en bicicleta, gracias a la ruta de las Montañas vacías, con la ruta del Cid.
“Puede que el casco urbano de Checa sea el más agradecido, por pasar el arroyo por dentro del pueblo, con los saltos de agua” ilustra Alba, que habla de un municipio “muy pintoresco y uno de los pocos pueblos cuyo casco urbano es visitado simplemente por su riqueza, belleza y patrimonio” señala Alba.
Pero falta iniciativa privada en cuanto al alojamiento, lamenta, “pues hay gente que quiere venir a Checa y no puede alojarse aquí”. Sin embargo el alcalde ve grande oportunidades con la apertura de un albergue o casa rural, o ampliando el hotel. “Cualquier iniciativa, sea cual sea el público a la que va encaminada, tendría el éxito asegurado”, asegura.
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