El robot que extrae, clasifica y conserva la trufa automáticamente

26/05/2022 - 10:07 Sara Vera Juárez

La finalidad es realizar una extracción limpia sin dañar el entramado radicular del terreno.

El ser humano es un ente incapaz de ver y distinguir cualquier elemento que forma parte del subsuelo. En lo que respecta a la truficultura siempre se ha precisado de la ayuda de animales para localizar esta materia prima. Por su parte, Servicios Truferos Aparicio (PADIDÚ) ha revolucionado esta técnica de cultivo introduciendo nuevas tecnologías que facilitan cualquiera de los procesos llevados a cabo.

Hemos hablado de la digitalización de la explotación trufera; de la geolocalización de la trufa por medio de la nariz electrónica, un dispositivo con capacidad analítica que es capaz de detectar este oro negro mediante su aroma; y también se ha incidido en la importancia de la resonancia magnética del terreno, cuya misión es escanear el estado y las propiedades de cada trufa cuando todavía se encuentran bajo el suelo. Pues bien, después de haber realizado cada uno de estos procedimientos y una vez recopilados los datos del terreno y las características más óptimas de este hongo (aroma, volumen y peso) es el momento de iniciar la extracción del producto.

 

¿Cómo funciona?

El robot que se encarga de la recolección de trufas es el mismo que se emplea para la plantación de árboles y la excavación de nidos. La única diferencia es que tiene un brazo distinto capaz de desarrollar diferentes funcionalidades. Se trata de un apero que toma diferentes  angulaciones dependiendo la localizacion  de la  trufa, mide unos 45 centímetros de altura y consta de un codo de noventa grados, dotado de cierta flexibilidad para inclinarse hacia cualquier lado para proceder con la extracción.

Habiendo explorado el terreno y conociendo los factores del subsuelo, se determinará un tipo de extracción u otra en función de las coordenadas preestablecidas. Juan Carlos García Aparicio, CEO de la empresa, apunta que “en el 80% de los casos se efectuará una extracción completamente limpia y automática”. Es decir, no habrá ninguna raíz u obstáculo que impida perforar la superficie mediante corona, un dispositivo cilíndrico que corta el terreno por rotación y empuje. A medida que avanza en profundidad, esta sonda de excavación conserva el material en el interior de un tubo portatestigos que permite su recuperación íntegra. No obstante, en casos puntuales, “el truficultor puede encontrarse con alguna raíz principal del árbol por encima de la trufa y, en tales circunstancias, tendría que proceder con una perforación manual”, explica Juan Carlos. O sea, la extracción manual solamente se practicaría para no comprometer y salvaguardar un preciado entramado radicular como lo es la raíz principal del árbol. En ambos casos, “será conveniente aprovechar el contenido de cada hoyo con el objetivo de dispensar todos los componentes que conforman esa tierra a base de sustrato, esporas y citoquinas para confeccionar un nuevo nido”.

 

Conservación del oro negro

Tras la recolección, las trufas serán purificadas por unos cepillos rotatorios, un sistema de prelimpieza exterior para eliminar la tierra adherida. 

Después, el robot pesará y clasificará las trufas en diferentes compartimentos –según sus características de volumen y aroma– introduciéndolas en el interior de una cámara frigorífica inerte a una temperatura que oscila entre los menos cinco y cinco grados y con un 99,80% de nitrógeno para su perfecta conservación.

La información de cada procedimiento se almacena en una base de datos con el propósito de analizarla y sacar conclusiones que favorezcan y optimicen los resultados de la explotación trufera.

En el próximo reportaje, el viernes, 8 de abril, se detallarán los procesos de manipulación y conservación de este diamante negro tras su recolección.