El secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, hace referencia al trasvase Tajo-Segura asegurando que "refugiarse en modelos del pasado significa tanto como renunciar a la recuperación" de los espacios afectados, por lo que ha considerado que es necesario "adaptar la gestión normativa en materia de planificación hidrológica a una realidad de presente". Morán, muestra su preocupación sobre el estado del Alto Tajo y del Alto Guadiana, espacios "sensibles en una situación compleja" agravada tras "años de sequía" que han aumentado la presión, situación ante la que ha sugerido revisar el uso que se hace de los regadíos agrícolas como solución.
Asevera que en estos momentos y "a la vista de cuál es la situación de deterioro de estos espacios hidrológicos emblemáticos", lo que toca es "caminar en la dirección de conseguir estructuras normativas que superen la visión de décadas atrás con la que se diseñó un futuro de gestión hidrológica que no se corresponde en absoluto con la realidad" actual, en un momento de "impacto climático que va creciendo y afectando a las masas de agua". Y prosigue: "Refugiarse en modelos del pasado no sólo no beneficia al país sino que nos lleva a una situación peor", ha aseverado, añadiendo que habrá que estudiar "medidas sociales de acompañamiento" y una "revisión del conjunto de los costes de asignación de un recurso tan escaso como es el agua, no podemos desvincular precios de gestión del agua en términos de garantía de suministro”, indica.
Peces hallado muertos en el mar menor.
Reconoce que hay espacios que se están viendo muy afectados por las derivaciones: "Si queremos preservar paisajes naturales de alto valor para legarlos de forma razonable hay que hacer un esfuerzo de presente, y significa reconsiderar alguno de los usos del agua en relación con la necesidad de minorar las presiones ejercidas en estos espacios", ha dicho. Con esta premisa, "uno de los sectores que tiene que asumir ese compromiso es el agrario", por lo que ha llamado a "recomponer un espacio de consenso entre gestión ecológica y gestión agrícola para conseguir una hoja de ruta que lleve a la recuperación del valor ecológico" sin colocar a la agricultura en una situación "complicada".
Imagen submarina de la isla del Sujeto, al sur del Mar Menor.
Ha apuntado además de que hay espacios "con una actividad agraria muy dependiente del agua" que cuando "se pone en marcha no tiene en cuenta esos escenarios a futuro". En esta línea, afirma que se están anticipando "escenarios de mayor exigencia" que dicen que "hay que adoptar medidas como redimensionar qué volumen de actividad agraria se puede llevar a cabo en disposición de los recursos".
Agroindustria contaminante
En relación con la sugerencia de revisar el uso que se hace de los regadíos realizada por la Secretaría de Estado de Medio Ambiente, la Asociación de Municipios Ribereños de los embalses Entrepeñas y Buendía pone un ejemplo directo de deterioro ambiental. Señala que la agroindustria sigue "contaminando impunemente el Mar Menor con el beneplácito del Gobierno de la Región de Murcia" y afirma que la "única forma" de salvarlo poniendo fin al trasvase del Tajo al Segura.
Bajo el eslogan "Salvad el Tajo, salvad el Mar Menor' explican que el desencadenante del deterioro medioambiental es el trasvase, que ha propiciado desde hace más de cuarenta años la roturación de miles de hectáreas de regadío, “todas ilegales aunque algunas legalizadas a posteriori”. El vicepresidente del colectivo, Borja Castro, critica la actitud del Gobierno regional que ha permitido la acción de "una agroindustria depredadora ".
Greenpeace vincula el trasvase Tajo-Segura a la muerte del Mar Menor
Peces muertos por anoxia (falta de oxígeno) provocada por la eutrofización del Mar Menor.
En un informe recientemente, Greenpeace señalaba que el "origen de la muerte de la laguna" es el Trasvase Tajo Segura, porque el exceso de agua a través del citado acueducto conllevó un "desarrollo exponencial de la agricultura de regadío intensiva e industrial, basada en agrotóxicos, y su consiguiente contaminación de las aguas, que ha provocado la muerte de la mayor laguna salada de Europa".
Por ello, exige que se establezca un "trasvase cero a la zona" porque, de lo contrario, "no habrá vertido cero a la laguna y por tanto no habrá solución al problema". Además, Barea asegura que para salvar la laguna es preciso salvar también a la agricultura tradicional murciana.
Por otro lado, la ONG forma parte del frente de organizaciones que reclama la protección del Mar Menor en los tribunales. La organización ecologista se sumaba en 2020, junto a Ecologistas en Acción y ANSE, a la investigación judicial del llamado 'Caso Topillo', que investiga la degradación del Mar Menor por los posibles vertidos agrotóxicos a la laguna. Un caso que nacía en 2017 por la denuncia del por entonces fiscal de Medio Ambiente y Urbanismo.
La causa, que se investiga en el Juzgado nº 2 de Instrucción de Murcia, investiga a 80 empresas agrícolas, a autoridades políticas y funcionarios como posibles responsables que podrían haber incurrido en conductas de prevaricación por omisión en la persecución del delito ambiental.
Más de 8.000 hectáreas de regadío intensivo regadas con agua del trasvase
WWF y ANSE han reclamado al Gobierno de Murcia que "sancione, elimine y restaure las más de 8 500 hectáreas de cultivos de regadío intensivo e ilegal del Campo de Cartagena". Hasta el momento, advierte en un comunicado, "la contaminación del Mar Menor por nitratos y fosfatos, procedentes de la agricultura intensiva e ilegal, ha provocado la recogida de más de 8 000 kilos de peces y crustáceos muertos en las orillas del Mar Menor".
La mala gestión ecológica del campo de Cartagena ofrecee imágenes como ésta.
Lo que constituye, a su juicio, "el episodio de mortalidad más grave de la historia de la laguna salada". Ante esta situación, WWF lanza la campaña 'No más veneno al Mar Menor', para informar a la sociedad sobre las causas de este problema y anima a la ciudadanía que se sume a ella para pedir a las administraciones que "salven la mayor laguna salada de Europa de la contaminación procedente del regadío intensivo e ilegal".
La crisis del Mar Menor "es la historia de una tragedia anunciada". Las organizaciones ecologistas recuerdan que llevan años denunciando "la pasividad de las administraciones que han permitido multiplicar casi por diez la superficie de cultivos regados en los últimos 40 años, hasta casi 50.000 hectáreas, como denunciaron las organizaciones en el informe La burbuja del regadío".
Este hecho ha provocado "el crecimiento incontrolado de la agricultura intensiva y la proliferación de un regadío ilegal que vierten cada día cinco toneladas de nitratos y fosfatos a la laguna".
Esta contaminación "se ha visto agravada con el funcionamiento de más de 1.000 desaladoras ilegales, según estimaciones, que arrojan sus vertidos contaminantes a través de salmueroductos y drenajes favorecieron también la llegada superficial de elevadas cantidades de nitratos y fosfatos al Mar Menor".
Por ello, consideran Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, que "es inadmisible la impunidad y complicidad que ha gozado hasta ahora la agricultura intensiva a pesar del enorme daño que está causando".
"Si de verdad queremos salvar al Menor Menor, las administraciones deben actuar sobre las causas que originan esta crisis, eliminando con urgencia los regadíos ilegales, e iniciando una reconversión profunda de la agricultura intensiva a través de una reducción de las dotaciones de agua por finca y de la superficie regada, promoción de la agricultura ecológica y un control estricto del uso de fertilizantes en la superficie regada del Campo de Cartagena que vierten estos contaminantes a la laguna", añade.
Asimismo, las organizaciones reclaman a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) que "refuerce los mecanismos de inspección y sanción y ponga en marcha las medidas basadas en la naturaleza necesarias para detener la llegada de agua contaminada al Mar Menor".