El sentido de la política en la vida municipal
Mi trayectoria profesional está toda la vida, incluso desde generaciones anteriores, ligada al comercio. Mi familia es propietaria de una tienda de ultramarinos, la única que hay en Fuentenovilla, el pueblo donde nací. Hace unos años, en 2017, aposté por abrir una tienda de moda y complementos, también en Fuentenovilla. Es la prueba palpable de que es posible emprender, en cualquier campo, en el medio ru-ral, si se tiene entusiasmo, ganas y cuando uno ama tanto lo que hace como el lu-gar en el que lo hace.
Desde el punto de vista social y político, he trabajado desde muy joven para mejorar mi pueblo precisamente por la enorme vinculación afectiva que siento hacia él. Fui la fundadora de la Asociación de Mujeres, y su presidenta durante muchos años, y creo que he formado, o formo parte incluso en la actualidad, de todos los colectivos que hay en el pueblo. Desde el punto de vista político, me presenté a mis primeras elecciones, como concejala, con 24 años. Fue en 1991. Hace 32 años, muy pocas mujeres, y aún menos en el medio rural, se atrevían a dar el paso hacia la política. De aquella época, guardo excelentes recuerdos y muchas anécdotas. Nunca me sentí discriminada por ser mujer. Aprendí de mis mayores, en las hacenderas, el sentido de la vida municipal y la vocación de servicio. Ellos me contagiaron su entu-siasmo por emprender proyectos comunes para mejorar la vida de los vecinos sin importar lo difíciles que fueran, o el poco presupuesto que hubiera. Aprendí que cuando no hay dinero, hay que echarle ganas, imaginación y trabajo. Al final, todo llega. Y, es incluso mejor, porque cuesta más esfuerzo, y porque se ha hecho entre todos.
Así es como se han hecho las cosas en Fuentenovilla desde siempre. Gracias al trabajo desinteresado de sus vecinos, y al amor que todos sentimos por nuestro pueblo. Creo que esa lección, aprendida de mis mayores, es algo que ahora yo también llevo a gala, y pido a quien trabaja conmigo. Lo primero, nuestro pueblo. Lo primero, nuestros vecinos. Lo primero, trabajar. De ellos aprendí que a la política se llega para servir a tu pueblo, y no para servirte de él. Eso implica sacrificio, quitarle tiempo a tu familia, para dárselo a los demás. Afortunadamente, siempre pensé que es mejor la calidad que la cantidad. Y por eso, y gracias al apoyo de mi familia, nun-ca eché nada en falta. Ellos saben que lo que hago por Fuentenovilla, lo hago de corazón. Y lo respetan.
En 1995 di el paso de encabezar las listas y me convertí en la primera alcaldesa del pueblo. Soy alcaldesa desde hace 28 años. Y no estoy cansada en absoluto. Al con-trario. La confianza de mis vecinos este pasado 28M me ha hecho, una vez más, inmensamente feliz. La gestión municipal, me entusiasma. Creo que, de manera in-nata y aprendida, como decía antes, me nace esa vocación de servicio hacia los
demás necesaria para quien ejerce la política a cualquier nivel.
Fuentenovilla es muy distinto ahora a como era cuando me convertí por primera vez en alcaldesa. Tenemos un colegio, que mantenemos con gran esfuerzo, escuela infantil, el ayuntamiento y la biblioteca municipal Blas de Salcedo renovadas y recu-peradas, tenemos parques infantiles, y parques para nuestros mayores, un área de-portiva para practicar casi cualquier deporte, una plaza de toros, y todos nuestros monumentos perfectamente recuperados y puestos en valor.
Respetamos y queremos nuestras tradiciones, que seguimos celebrando como siempre se hizo. Contamos con una Banda de Música que las engalana musical-mente, de la que nos sentimos especialmente orgullosos. Y, desde nuestra Bibliote-ca Municipal, dinamizamos todas las actividades culturales de Fuentenovilla.
Soy mujer, emprendedora, vivo en el medio rural y me dedico a la política local des-de hace 32 años. Creo que, con estos antecedentes, nadie nos puede dar lecciones sobre libertad o sobre valores. Más bien al contrario. Creo que esta aportación es muy necesaria en el ámbito provincial, y en el ámbito nacional. Esta ilusión es la que me mueve a dar un paso más allá. Pero como he hecho siempre en la vida cada vez que afronto un nuevo reto, lo hago con los mismos valores: con la vocación primero de servir, ahora a mi provincia y a España. Sin atajos. Con trabajo. Representando y defendiendo lo que me corresponde, la posición y los intereses de la mujer empren-dedora en el medio rural. Los pueblos tienen que estar vivos. Y nadie mejor para defender lo que necesitan que personas que viven en ellos, que emprenden en ellos y que, por encima de todo, los aman. Y para ello, pido vuestro apoyo el próximo 23 de julio.