El sitio donde la memoria de sus mayores se convierte en patrimonio vivo
Te invito a un viaje que no se mide en kilómetros, sino en recuerdos. Un viaje que atraviesa varias generaciones y desemboca en el corazón de Torrebeleña, un municipio escondido entre la Sierra, la Campiña y la Alcarria, donde la historia no se guarda en archivos polvorientos, sino en las palabras de sus vecinos.
El libro de Ignacio Perucha Ramiro no es una investigación al uso. Es, más bien, un acto de escucha. El autor recorrió calles, llamó a puertas, se sentó en cocinas y salones con cuaderno en mano y oídos atentos. De esos encuentros salieron hilos de memoria, voces que al entretejerse dibujan un tapiz colectivo. Cada testimonio recogido, cada documento rescatado, se convierte en un pedazo de identidad que ahora respira entre páginas.
“Las entrevistas personales son lo que más me ha emocionado”, confiesa Perucha. “Para quienes recuerdan es un desahogo, y para mí una oportunidad única: es hermoso sentir lo reconfortante que resulta ser escuchado con atención”. En esas palabras se resume la esencia de la obra: un espejo que devuelve los rostros y las experiencias de toda una comunidad, como vida todavía palpitante.
La asociación cultural El Reloj de Torrebeleña hizo posible que el proyecto se convirtiera en libro, financiando íntegramente la edición. La presentación, celebrada en la antigua Casa de la Villa, tuvo mucho de ceremonia íntima: vecinos, miembros de la asociación y amantes de la tradición se reunieron para celebrar que la memoria del pueblo ya no pertenece solo al recuerdo, sino también al papel.
Las páginas siguen un orden preciso: primero, un recorrido cronológico de la historia local; después, un repaso al patrimonio —el que aún resiste y el que ya se perdió—; y finalmente, un anecdotario en el que laten pequeñas historias, chispeantes como las conversaciones al calor de la lumbre.
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El acto concluyó con un gesto cargado de simbolismo: Perucha firmando ejemplares uno a uno. No era solo un autógrafo. Cada firma fue una entrega personal, un puente entre autor y lector, la ofrenda de un legado compartido que ahora viaja en las manos de quienes se llevaron a casa no un libro cualquiera, sino una pieza viva de la memoria de Torrebeleña.
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