El tiempo con humor

29/06/2019 - 19:51 Luis Monje Ciruelo

Ahora, en el siglo XXI, en que nadie aguanta nada, según tengo escrito, pronto podría surgir un partido político oportunista que con el lema  “¡Queremos estabilidad meteorológica!”. 

Nos van a volver locos desde la tele los hombres (y mujeres) del tiempo con las alternancias de frío y calor en sus anuncios  o vaticinios, hasta el punto de que algún despistado, que los hay, terminará pidiendo ”¡Que los cambien, que los cambien!” como si esos profesionales, que han cursado una difícil carrera, en lugar de meteorólogos, fueran semidioses que disponen a su antojo de las variaciones del tiempo, aunque tendrían en su contra que no siempre se cumplen, lo que restaría prestigio a su condición de semidioses. Ahora, en el siglo XXI, en que nadie aguanta nada, según tengo escrito, pronto podría surgir un partido político oportunista que con el lema  “¡Queremos estabilidad meteorológica!” subiría como la espuma en su primera época para luego darse el batacazo a las pocas elecciones, como ya ha sucedido al que todos sabemos. En cambio, si fuéramos súbditos romanos nos apresuraríamos a repasar nuestros conocimientos de Mitología para  averiguar a qué dios o semidios, a Zeus o a Cronos, tendríamos que sumar estos nuevos fieles que desde el doméstico artilugio de la televisión tratan de cambiar nuestra mentalidad, si no es manipulando su concepto desde su realidad meteorológica a su interpretación filosófica como la imagen más cognoscible de Dios, incluyendo la definición del tiempo por Cicerón como una cierta parte de la eternidad, con lo que aún menos se entiende que haya personas que pese a conocer la definición bíblicade la vida como un parpadeo de la eternidad, sin llegar al extremo de Antonio de Guevara que en el siglo XV escribió en su “Filosofía moral de Príncipes” que “con razón se llama tiempo perdido al que se gasta sin servicio de  Dios ni provecho del prójimo”. 

Si no hubiera titulado esta brújula “El tiempo con humor”, aunque creo que no lo he conseguido, porque es muy difícil con algo tan serio, añadiría aquí como adelda el soneto al dios mitológico Cronos que escribí para un libro: “Oh, clepsida, sin agua, de mis días / medidora de todos mi eventos/ deja, aunque solo sea unos momentos / de medirme las penas y alegrías / Yo no se si por mi te pararías / como siempre te han pedido a cientos / han sido vanos todos los intentos / porque mi tiempo nunca detendrías 

El viejo Cronos nuestro tiempo mide / aunque no sea quien después decide / si soy yo  quien te dice para amarte / yo solo sé que mi mayor deseo es huir / de las aguas del leteo /  para toda la vida recordarte”.