Escamilla ya tiene su destilería de aceites esenciales con un trabajo circular
Escamilla, en pleno corazón de la Alcarria, ya cuenta con su destilería de aceites esenciales. Se trata de un proyecto en el que se trabaja con flores de lavanda o de espliego y que llega de la mano de Fadeta.
El responsable de esta aventura es Rafael Martínez Serrano, un emprendedor de Escamilla que se encontró con la necesidad de ir más allá en su explotación familiar. “Cuando pasas de las 80 HA te encuentras con la necesidad de ampliar y ahí entra la idea de construir la destilería”, explica y recuerda cómo hace varias décadas este municipio ya contó con una instalación parecida. “Siempre ha habido tradición en esta zona y Escamilla fue de los primeros pueblos que tuvo en su día una destilería de aromáticas, sin embargo, con la despoblación desapareció”, dice.
Para el nuevo proyecto Martínez ha contado con la ayuda de la Federación de Asociaciones para el Desarrollo Territorial del Tajo- Tajuña (Fadeta). “Sin su ayuda, esto hubiese sido imposible”, comenta y añade que “estos proyectos en el mundo rural sería imposible hacerlos sin la ayuda de los fondos europeos y la colaboración en este caso del equipo de Fadeta. Es una ayuda fundamental y no solo en el tema económico, sino también a la hora de la burocracia que lleva detrás”.
Rafael Martínez ha optado por un proceso de destilación por arrastre de vapor, con la propia mata –“ahora lo llaman biomasa, recalca”– e incide en que la gran novedad que presenta la destilería es su trabajo circular. “El año pasado generábamos el vapor con el hueso de la aceituna de nuestros olivos. Ahora, tenemos un proyecto para cerrar el círculo y que sea una destilería de cero gastos porque con el propio desperdicio de la lavanda destilado hacemos pellet para que nos sirva de combustión para generar vapor”. Es la gran novedad, que destierra por completo el gasoil y que hace que la destilería sea autosuficiente también con unas placas solares. “Lo llamo cero gastos porque si funciona, todo va a su amortización y si no funciona, no me genera un gasto”, explica el emprendedor.
La destilería se encuentra en una finca rústica, con una superficie construida de 338,30 metros y situada fuera del pueblo. “Me tuve que retirar del pueblo porque tenemos que destilar a finales de julio y en esas fechas es cuando más gente hay y no puedes inundar un pueblo de humos en esas fechas. Decidimos irnos a mitad del campo y eso nos ha complicado el tema del papeleo y nos causaba unas desventajas que a su vez las hemos sabido aprovechar. Por ejemplo, no teníamos donde engancharnos la luz, pues hemos hecho una fotovoltaica autónoma, con lo que la destilería va sola”, comenta Martínez Serrano.
“La lavanda es un producto con el que no puedes ir poco a poco, cuando toca, hay que segarlo y cuando lo siegas, rápidamente hay que destilarlo. Es un producto un poco delicado”, descubre y reconoce cómo con su destilería también dará servicio a otros productores de la zona.
El trabajo principal de esta instalación consistirá en elaborar aceite de lavanda muy demandado en el mercado de las aromáticas gracias a sus propiedades curativas y antisépticas, así como perfumería.
En la provincia ha crecido tanto la superficie como el número de personas dedicadas a estos cultivos en los últimos años y cuenta con 124 productores de plantas aromáticas repartidos en 68 municipios.