Guadalajara 2020, las ferias y fiestas del dolor y del silencio


Las ferias de Guadalajara gozan de gran antigüedad. Alfonso X El Sabio concedió dos, una a celebrar en la Quincuagésima, domingo anterior al miércoles de ceniza, y otra en octubre.

Este año las fiestas y ferias en honor de nuestra patrona la Virgen de la Antigua han contado únicamente con las actividades religiosas y éstas también muy restringidas.La Novena que venía celebrándose a lo largo de su historia en el Santuario, en la Concatedral, en la iglesia del Fuerte de San Francisco o en la de Santiago, lo ha hecho en las 18  parroquias de Guadalajara (para evitar aglomeraciones) y la misa del 8 de septiembre en el Santuario a puerta cerrada fue retransmitida por Guadalajara Media y por el canal Youtube del Obispado. 

  Una fiesta en honor de la Virgen de la Antigua, patrona de Guadalajara desde que fue proclamada como tal el 21 de diciembre de 1883 por el Cardenal Primado de Toledo Juan Ignacio Moreno Maissonave (1817-1884); Alcaldesa Perpetua de la ciudad en 1985, por acuerdo unánime del Ayuntamiento que presidía Ezequiel de la Vega Tejada (1883-1885) y coronada el  28 de septiembre de 1930  por el cardenal Pedro Segura (1880-1957) y el Infante Luis Alfonso de Borbón (1906-1883) , siendo alcalde de la ciudad Francisco de Paula Barrera (1930-1931).

  Este año 2020 pasará a la historia como uno de los periodos más negros de la humanidad, con el fallecimiento hasta ahora de cerca de un millón de personas, de la muerte en España, según la cifra oficial de  29.747 y en Guadalajara de 275, lo cual ha obligado a suspender las fiestas patronales  y eventos multitudinarios en toda la provincia. En nuestra ciudad solamente en los últimos tiempos había dejado de salir la Virgen en procesión el año 1931 y los tres años de la guerra civil (1936-1939).

  La festividad  de la Virgen de la Antigua se celebraba el 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, hasta que el 5 de septiembre de 1610 se trasladó a la Natividad de Nuestra Señora, el 8 de dicho mes, aunque la devoción por ella nace siglos antes,como señala el historiador Núñez de Castro “que en tiempos de los moros, los mudéjares de Guadalajara veneraban a una imagen con el titulo de la Antigua en la iglesia de Santo Tomé” o la leyenda de que a finales del siglo VIII al iniciarse la obras de la ermita, uno de los obreros dio con la piqueta en la muralla y apareció allí una hermosa imagen de la Virgen. En la noche de San Juan de 1085, fecha en la que se dice fue reconquistada Guadalajara por Alvarfañez de Minaya, éste se acercó a rezarla, estando fechado en 1505 el primer documento escrito en el que se nombra a la Virgen de la Antigua, en la memoria de una fundación para celebrar misa todos los sábados en su honor.

  La imagen actual de la Virgen de la Antigua es del siglo XVI, una imagen para vestir en la que están talladas la cara y las manos, de autor anónimo, en la que destacan la belleza de su rostro y el resplandor de sus ojos. Cuando la Virgen abandona su casa se coloca en su lugar una pequeña imagen de menos de 50 cms, una Virgen sedante, que algunos dicen pudo ser la que fue descubierta en el muro, cuya antigüedad parece se remonta al siglo XIV, por lo que la historia ha ocultado lo que pasó con la primitiva, la mas antigua de la ciudad. A esta imagen de la Virgen se la conoce como Enfermera, porque era llevada a las casas de los cofrades enfermos. Este año otra imagen de la Antigua ha presidido la novena celebrada en la Concatedral de Santamaría, obra del tallista Mariano Pineda, y las coronas cinceladas por Santiago y Aguado, todos ellos de Madrid, imagen que perteneció a la Casa de Guadalajara en la capital de España y que al cesar sus actividades el 31 de enero de 2015 fue entregada a las Carmelitas de San José, que este año la han cedido a la Concatedral. 

  Fiestas atípicas  de la Virgen de la Antigua que por primera vez desde hace muchos años no ha podido recorrer nuestras calles, aunque como ha dicho el Hermano Mayor de la Cofradía, Emilio  Vega, si lo ha hecho en el corazón de todos los guadalajareños. Una Cofradía que nació junto con la del Santísimo Sacramento a finales del siglo XVI y que se refundó al liquidarse la misma en 1755, el 1 de mayo de 1759, velando siempre por aumentar la devoción por la Virgen y dignificar y embellecer el templo que preside. La antigua ermita se remontaba al siglo XIII, fue parroquia hasta 1833 y en el año 1894 fue cerrada por el estado de ruina en la que se encontraba, iniciándose con el impulso de la Cofradía, que había obtenido el calificativo de Real en 1890 por la reina Isabel II, las obras de reconstrucción del nuevo templo, ya que del primitivo solo se conservó el ábside, bendiciéndose reconstruido el 4 de noviembre de 1899 un templo con el retablo adornado con las pinturas de José María López Merlo y Pascual (1842-1904) y terminado en los años ochenta. También la actual cofradía ha llevado a cabo importantes obras  de afianzamiento y embellecimiento del Santuario y en el año 2003 una de las últimas actuaciones que hice como alcalde fue la colocación en la plazoleta del Santuario de una imagen de la Virgen obra del escultor Luis Sanguino (1934). 

Unas ferias las de Guadalajara de gran antigüedad, ya que Alfonso X “el sabio” (1249-1284) el 4 de julio de 1270 concedió dos, a celebrar en la Quincuagésima (domingo anterior al miércoles de Ceniza) y en octubre, por San Lucas, el día 18 de ese mes. Durante el reinado de Carlos III( 1716-1788), las ferias pasaron en 1766 a celebrarse del 14 al 18 de septiembre y al parecer así siguieron varios años, hasta que en 1876 el alcalde Julián Gil de la Huerta (1875-1879) decidió pasarlas de nuevo a mediados de octubre, aduciendo como razones para ello que para esa fecha ya se había terminado la recolección de las cosechas, con lo que se daría también un nuevo impulso a la feria de ganado que se celebraba conjuntamente, con las excepciones del año 1884, en que tuvieron lugar el 8 de septiembre, un año después de ser declarada la Virgen de la Antigua, patrona de la ciudad y un año antes de que la Corporación municipal que presidía Ezequiel de la Vega Tejada la otorgase el titulo de Alcaldesa Perpetua de Guadalajara y también en 1900 siendo alcalde Lorenzo Vicenti Martín (1989-1901) se celebraron las fiestas y ferias en esa fecha.

  Hubo que esperar hasta 1964, siendo alcalde Felipe Solano Antelo (1963-1967), para trasladar las ferias y fiestas a los últimos días de septiembre y ya con la democracia, bajo la alcaldía de Francisco Javier de Irizar (1979-1981), a partir de 1989 pasaron al entorno de la Fiesta de la Virgen de la Antigua y así han continuado desde entonces. 

Este año las ferias y fiestas se han celebrado con el dolor (275  muertos y 3.604 contagiados en la provincia) y el silencio de las gentes. Todos hemos llevado el recuerdo de otros años en nuestro corazón, el de las peñas con sus actividades, encierros desde 1979, corridas de toros, conciertos, obras de teatro, fuegos artificiales, toros de fuego, concursos de pintura, pregones, procesiones, la del traslado a otras iglesias de mayor capacidad el 29 de agosto, (que ya se hacia a finales del siglo XIX y que incluí por vez primera en el programa de fiestas de 1997) a la Concatedral, alguna vez a la iglesia de Santiago y desde el año 2002 al Fuerte de San Francisco, la ofrenda de flores a la Virgen recuperada en 1995, la multitudinaria procesión del regreso de la Virgen a su Santuario el 8 de septiembre, que hasta el año 1884 se celebraba el día 9, la hoguera iniciada por los vecinos del Cerro del Pimiento (1929-1960), la ofrenda floral de los pueblos, los niños y personas con los trajes típicos de nuestras tierras, las danzas tradicionales, el repique de campanas, las poesías de Carmen Dorado y Teresa de la Cruz , las palabras del Sr. obispo, la subida de la Virgen a su camarín, con el elevador que se colocó en los años ochenta…

Todo ello envuelto en la nebulosa de esta pandemia que ha podido nublar la vista y el oído de los guadalajareños, pero no el alma y el corazón, que han sentido en el  dolor y en el silencio de estas fiestas el recuerdo y la añoranza de tiempos pasados que esperamos puedan pronto volver.