Guadalajara moderna
Quien venga a nuestra ciudad y no pasee la Calle Mayor, hasta el barrio que se extiende mas allá de El Corte Inglés, bien puede decir que no ha estado en Guadalajara.
En algún libro tengo escrito que quien venga a nuestra ciudad y no pasee la Calle Mayor que no diga que conoce Guadalajara: sin embargo, ahora casi diría todo lo contrario después, de que días pasados hiciese un recorrido en coche por la parte Sur, de la ciudad, que no conocía; me gustaría poder hacer ese mismo recorrido a pie sin prisas, para disfrutar mejor del paseo y, por tanto, apreciar mejor la proliferación de altos bloques de viviendas, que quizá no pasen muchas de siete u ocho pisos pero que en conjunto me han hecho recordar mi viajes a Nueva York, Washington, Berlín, Buenos Aires, Río de Janeiro y otras cosmopolitas ciudades, aunque, llevado de mi alcarreñismo, quizá exagere un poco. Desde luego, con el Pequeño Manhattan como califiqué en ABC los altos bloques vistos desde el tren al llegar a Guadalajara, la parte que me asombró no tiene comparación. Me traje la impresión de que aquella zona no era la Guadalajara a la que siempre me he referido en mi libro Fisonomía de la calle Mayor en el me despaché a mi gusto con párrafos como el siguiente, que ahora lamento:
“Nuestra archipaseada Calle Mayor, angosta, larguirucha y empinada, era, sin embargo el eje físico y espiritual de la ciudad. Se estira calle arriba a lo largo del espinazo topográfico sobre el que se asienta la capital y muere en el rellano de la Plaza de Santo Domingo, que, a principios de siglo era la cabecera de Guadalajara. La Calle Mayor es excesivamente larga, monótona y destartalada. Sus edificios son desiguales, sin guardar entre sí la debida proporción de conjunto ni la armonía urbanística necesaria. Hay rincones pidiendo la piqueta demoledora, pero a pesar de todo la calle tiene su encanto y su personalidad ”.
“Quien venga a nuestra ciudad y no pasee la Calle Mayor, hasta el barrio que se extiende mas allá de El Corte Inglés, bien puede decir que no ha estado en Guadalajara. Si se dice que la cara es el espejo del alma, la Calle Mayor, es la expresión mas fiel de lo que en realidad es la capital de la Alcarria. Observándola, apreciamos mejor el momento actual de la ciudad con su –¿dorada?– medianía, sus aspiraciones insatisfechas y sus defectos característicos”.
Hoy, aquella Calle Mayor aparece más muerta, con sus comercios tradicionales cerrados o sustituidos por impersonales bancos y tiendas de telefonía.